La higiene diaria es fundamental para evitar olores desagradables e infeccionesGTRES

La razón por la que somos incapaces de saber si 'olemos mal'

La ciencia afirma que se trata de una adaptación olfativa

el doctor James Hamblin, profesor de la escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale y especialista en medicina preventiva, lleva más de ocho años sin ducharse, su higiene se limita a lavarse las manos. Preguntado por cómo se siente, asegura estar «perfectamente bien. Te acostumbras. Me siento normal». En una entrevista en la BBC, Hamblin explicaba: «Con el tiempo tu cuerpo se acostumbra cada vez más para que no huela tan mal si no usas desodorante y jabón» y añadía: «Tu piel no se vuelve tan grasienta cuando dejas de usar jabones fuertes».

El profesor, que dejó de ducharse como un experimento, asegura tener «un olor propio» y añade: «Mi esposa dice que es, simplemente identificable. A ella le gusta».

Sin embargo, según explica la ciencia, se trata de una adaptación olfativa, un mecanismo periférico que resulta de la exposición repetida o prolongada a un olor y que puede inducir una disminución de la percepción.

El farmacéutico Álvaro Fernández, explica en redes sociales que «nuestro cerebro está diseñado para priorizar olores nuevos e ignorar aquellos que nos acompañan con frecuencia de manera que cuanto más te expones al mismo olor menos nota su presencia».

Cada cuánto hay que ducharse

La higiene diaria es fundamental no solo para evitar olores desagradables sino también para evitar infecciones. Sin embargo, como afirma la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) la piel pierde un 25 % de su hidratación natural durante la ducha.

En esta línea, un estudio de la Universidad de Harvard, dirigido por Robert H. Shmerling, aseguraba que «la piel mantiene una capa de aceite y un equilibrio de bacterias 'buenas' y otros microorganismos. Frotar la piel con jabones los elimina, especialmente si el agua está caliente». Como resultado, «la piel puede volverse seca, irritada o con picazón algo que puede permitir que las bacterias y los alérgenos rompan la barrera que se supone que debe proporcionar la piel, lo que permite que se produzcan infecciones de la piel y reacciones alérgicas».

El experto de Harvard afirma que pueden ser suficientes las duchas cortas, de no más de tres o cuatro minutos, con agua templada y jabón en las zonas con mayor densidad de glándulas sudoríparas como genitales, pies, axilas y manos.

Por su parte, la AEDV aconseja la ducha corta frente al baño ya que de esta forma no da tiempo a que se altere demasiado la superficie cutánea. Respecto al uso de jabones, los expertos recomiendan los suaves y solo en zonas con mayor densidad de glándulas sudoríparas. Además, aconsejan usar la mano y no esponja que pueden irritar la piel y favorecer infecciones cutáneas, al ser nichos para la proliferación de bacterias. Temperatura del agua debe estar templada, a unos 35º.