¿Comer más carne roja es malo para el cerebro? Esto es lo que dice Harvard
Reemplazar la carne roja procesada por nueces, legumbres o pescado puede reducir el riesgo de demencia en aproximadamente un 20 por ciento
A medida que la población envejece, la demencia representa un desafío cada vez mayor para los pacientes y las familias. Si hasta ahora diferentes estudios habían vinculado el consumo de carne roja con factores de riesgo a la hora de desarrollar enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares y la diabetes tipo 2, ahora una nueva investigación, realizada por científicos del Mass General Brigham, la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y el Instituto Broad del MIT y Harvard ha descubierto que comer mayores cantidades de carne roja, especialmente en formas procesadas, también aumenta el riesgo de demencia.
Los resultados, publicados en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, destacan que reemplazar la carne roja procesada con fuentes de proteínas como nueces, legumbres o pescado puede reducir el riesgo de demencia en aproximadamente un 20 por ciento.
«Las pautas dietéticas tienden a centrarse en la reducción de los riesgos de enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas y la diabetes, mientras que la salud cognitiva se analiza con menos frecuencia, a pesar de estar vinculada a estas enfermedades», dijo el autor correspondiente Daniel Wang, de la División Channing de Medicina en Red del Brigham and Women's Hospital quien añade: «Esperamos que nuestros resultados alienten una mayor consideración de la conexión entre la dieta y la salud cerebral».
Entre las 133.771 personas incluidas en este estudio con una edad promedio de 49 años al inicio del estudio, 11.173 fueron diagnosticadas con demencia hasta 43 años después. Los datos se extrajeron del Estudio de Salud de Enfermeras (NHS) y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud (HPFS), que estudian prospectivamente la salud y el estilo de vida de miles de participantes, lo que puede influir en el riesgo de enfermedades crónicas como la demencia. Los estudios incluyen décadas de información sanitaria detallada, incluidas las dietas típicas de los participantes, que se actualizan cada 2 a 4 años.
Perritos o mortadela
Una ración típica de carne roja es de unos 85 gramos, aproximadamente el tamaño de una pastilla de jabón. Quienes consumen un promedio diario de un cuarto o más de una ración de carnes rojas procesadas –aproximadamente dos lonchas de tocino, una y media de mortadela o un perrito caliente–, en comparación con quienes consumen una cantidad mínima (menos de una décima parte de una ración al día), tenían un riesgo 13 % mayor de desarrollar demencia, teniendo en cuenta numerosos factores clínicos, demográficos y de estilo de vida, como el nivel socioeconómico y los antecedentes familiares de demencia.
Los investigadores midieron la función cognitiva objetiva mediante evaluaciones cognitivas estándar y descubrieron que esta medida también era peor entre quienes consumían más carne procesada, con un envejecimiento cognitivo acelerado aproximadamente 1,6 años por porción diaria promedio.
Carnes no procesadas
Los investigadores también examinaron el deterioro cognitivo subjetivo (SCD, por sus siglas en inglés) autoinformado, que puede preceder a los marcadores de deterioro cognitivo en las evaluaciones estándar. Un mayor riesgo de SCD se asoció con el consumo de carnes procesadas o no procesadas (como carne de ternera, cerdo y hamburguesa). El riesgo de SCD aumentó en un 14 % para aquellos que comían una cuarta parte o más de las porciones de carne procesada al día en comparación con el grupo de consumo mínimo, y en un 16 % para aquellos que comían una o más porciones diarias de carne no procesada en comparación con aquellos que comían menos de la mitad de una porción.
Microbioma intestinal
Los investigadores siguen explorando los factores que vinculan la carne roja con el riesgo de demencia, especialmente los que afectan al microbioma intestinal. El óxido de trimetilamina (TMAO), un producto de la descomposición de la carne mediada por bacterias, puede aumentar la disfunción cognitiva debido a sus efectos sobre la agregación de amiloide y tau, proteínas implicadas en la enfermedad de Alzheimer, pero la investigación es limitada. El contenido de grasas saturadas y sal de la carne roja también puede perjudicar la salud de las células cerebrales.
«Los estudios de cohorte a largo plazo y de gran escala son esenciales para investigar enfermedades como la demencia, que pueden desarrollarse a lo largo de décadas», afirmó Wang. «Seguimos reconstruyendo esta historia para comprender los mecanismos que causan la demencia y el deterioro cognitivo», concluye.