«Toda persona desaparecida tiene el derecho a seguir siendo buscada»

Cada año, se denuncian en España unas veinte mil desapariciones. Las personas desaparecidas constituyen una lacra no solo para sus familiares y allegados, sino para la sociedad entera. Y por desgracia, perduran mitos en torno a ella que enfangan aún más el problema.

Por ejemplo, en cuanto desaparece una persona, se decía que en vez de dar la voz de alerta inmediatamente, se debía esperar 24 o 48 horas. Es falso. Cuanto antes se comunique, más posibilidades habrá de dar con ella. Y divulgar esta y otras cuestiones capitales es el objetivo del Libro Blanco de la Persona Desaparecida, que se ha presentado en el Senado.

Se trata de una publicación que tiene como objetivo dar visibilidad al fenómeno de las desapariciones y constituirse en un documento de referencia para abordar, investigar y reflexionar acerca del mismo.

El Debate ha conversado con la escritora Inma Chacón, patrona de la Fundación QSD Personas Desaparecidas e impulsora de esta publicación.

–Viendo los datos, estamos ante otra epidemia. Y por desgracia, los casos menos mediáticos están condenados a caer en el olvido...

–Uno de los objetivos de este Libro Blanco es dar visibilidad a este drama social que no solo afecta a las familias sino a la sociedad en su conjunto. Se calcula que en España hay aproximadamente veinte mil denuncias anuales por desaparición. Aunque es verdad que la mayoría se resuelven durante las siguientes horas, hay otras que permanecen durante años. Hay casi cinco mil casos activos de desaparición que no se han resuelto. Esperemos que esta publicación ayude a las familias e investigadores a aclarar conceptos y a dar conocimiento de los derechos de las personas desaparecidas, como al de ser buscados, y a sus familias, a seguir recibiendo asistencia.

–Desde el punto de vista de los medios de comunicación, ¿cómo se deben abordar este tipo de situaciones?

–En el Libro Blanco hay contemplado un capítulo para los medios de comunicación. Intentamos dar unas pautas sobre cómo deben abordar los medios las desapariciones porque es verdad que a veces las familias nos trasladan su pesar cuando sus casos no tienen la misma repercusión y si eso sucede, notan que la actuación policial no es la misma. Desearíamos que los medios dedicados a buscar una persona u otra no difirieran tanto en función de la atención mediática que haya despertado.

Cuando una desaparición es menos mediática que otra, los medios para su búsqueda también difieren

–¿Hay algún condicionante que provoque que un determinado caso acabe siendo más mediático que otros?

–La condición social o económica, por contra de lo creído, no tiene tanto que ver. Pero sí parece que goza de más repercusión cuando el desaparecido o desaparecida es un niño o una mujer joven. También depende mucho de la actitud de las propias familias. Las hay que se mueven mucho en el ámbito de los medios para conseguir que se les haga el máximo caso posible.

–¿Cuál es el papel de las redes sociales? Son un altavoz importante pero en los últimos tiempos también parecen ser un vehículo para promover 'retos' peligrosos entre los más jóvenes...

–Al final es el uso que hagas de ellas: el buen uso de las redes siempre beneficia a la causa de las personas desaparecidas. Hacen que se pueda extender el alcance de la búsqueda y pone cara a la persona desaparecida. Muchas son personas que simplemente se han perdido, como las personas mayores o con demencia, y tener su imagen es vital. El mal uso lo que provocan son bulos, desconfianza y peligro, amén de una falta de ética.

El buen uso de las redes sociales siempre beneficia a la causa: pone cara a la persona desaparecida

–¿Hay la suficiente implicación política para este drama?

–Va lento, como todo, pero el Libro también recoge el apoyo de las instituciones. El hecho de haber sido recibidos en el Senado es significativo del apoyo de estas a las familias que sufren esta lacra. Una de sus demandas es conseguir el estatuto de las personas desaparecidas y contamos que se impulse desde los organismos públicos.