Conoce cuántas personas vivían en tu provincia hace 200 años

España cuenta con 47 millones de habitantes en la actualidad, pero en 1787 vivían en nuestro país poco más de 10 millones de personas. Así lo revela el censo de Floridablanca, un documento que constituye el intento más serio realizado hasta entonces por conocer cómo se componía la población española. La elaboración de este padrón tenía un fin propagandístico –«para que vean los extranjeros que no está el reino tan desierto como creen ellos»– y también buscaba constatar si las reformas acometidas por los monarcas ilustrados estaban dando sus frutos en el plano demográfico.

Al consultar este censo, se observa un mapa de España muy distinto del actual. Las provincias más pobladas a finales del siglo XVIII estaban en el noroeste peninsular y en la zona de levante. La Coruña era líder en número de habitantes, con 426.439 personas, seguida de Valencia (402.798) y Asturias (352.851).

Andalucía ya se situaba en 1787 como la comunidad más habitada de España, con 1,8 millones de personas. El podio lo completaban Castilla y León y Galicia, al acumular el 14,5 y el 13 % de la población española, mientras que Castilla-La Mancha se posicionaba como la cuarta región más populosa.

Por el contrario, en la Comunidad de Madrid apenas vivían 290.674 personas, por 350.220 de Barcelona. Estas dos provincias han sido los territorios que más han engrosado su número de habitantes en estos 234 años, con un incremento de cuatro cifras que ha dejado su población en el entorno de las seis millones de personas.

Teruel, Soria y Cuenca, las únicas provincias que han perdido población

Aunque el crecimiento demográfico ha sido generalizado, hay tres provincias que actualmente cuentan con menos habitantes que en el censo de Floridablanca. Es el caso de Teruel, que durante este periodo ha perdido 56.573 vecinos, Soria (-26.345 personas) y Cuenca (-10.702). Asimismo, Palencia (+4 %), Orense (+5 %) y Lugo (+6 %) han vivido una expansión muy limitada desde 1787.

Salvo Madrid y Álava, todos los territorios de interior han perdido peso poblacional en los últimos dos siglos, siendo especialmente acentuada esta bajada en Castilla y León y Galicia. Por el contrario, la mayor parte del arco mediterráneo, las islas, País Vasco y la capital han cobrado cada vez mayor importancia en el plano demográfico.