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Un bombero lucha contra las llamas en Castrelo de Miño

Un bombero lucha contra las llamas en Castrelo de MiñoEFE

Incendiarios y pirómanos, la larga mano del hombre detrás de los incendios

Las autoridades alertan de que los principales fuegos del último mes son intencionados

Tenerife, Málaga, Ávila, Zamora, Burgos… Estas provincias tienen en común que han sufrido terribles incendios en el último mes y, lo que es más preocupante, sus responsables políticos sospechan que se trata de fuegos provocados. Y es que la mano del hombre estaría detrás del 95 % de los incendios y más de la mitad serían intencionados.

Son datos de asociaciones ecologistas, que señala que la alta tasa de intencionalidad «da idea de la existencia de graves conflictos sociales y económicos que continúan sin ser resueltos desde hace décadas», señalan en WWF. Esto, unido al abandono del monte y las altas temperaturas, está dejando un escenario dantesco con una cantidad de superficie calcinada como hacía años que no se veía.

De momento, ya se han quemado más de 220.000 hectáreas, la cifra más alta desde que, en 2006, se pusiera en marcha el Sistema Europea de Información sobre Incendios Forestales. Desde el MITECO sospechan que este será el año con la peor temporada de zonas calcinadas desde 1994, cuando el fuego devastó medio millón de hectáreas.

A raíz de esta ola de incendios, el nuevo fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha prometido reforzar las medidas preventivas y la persecución de incendios forestales intencionados.

El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil es la rama encargada de investigar estos incendios. Explican que su tasa de esclarecimiento es del 30 % y que el hombre suele estar detrás en la mayoría de los casos. No obstante, reducen los cálculos de las asociaciones ecologistas apuntando a que la mayor parte de estos suelen deberse a negligencias y solo una cuarta parte son intencionados.

«Las accidentales están relacionadas con la quema de rastrojos, residuos agrícolas o forestales, o incluso el lanzamiento de artificios pirotécnicos en las fiestas patronales, entre otros motivos. A pesar de haberse adoptado las medidas de prevención adecuadas y establecidas en la normativa, provocan de manera accidental un conato o un incendio forestal», detalla la portavoz del SEPRONA.

Las negligencias tienen su origen en descuidos, en prácticas en las que no se han tenido en cuenta las medidas de seguridad.

Pero los que preocupan últimamente a las autoridades son los intencionados, tras los cuales suelen existir intereses económicos o de otro tipo. Estos son los llamados incendiarios, que además suelen actuar con premeditación. En muchas ocasiones se trata de trabajadores que quieren cambiar la maquinaria o evitar el coste que le supondría una tala y recurren al fuego para recibir ayudas, explican desde el SEPRONA.

Otro perfil menos común es el de los pirómanos. Estos son los más peligrosos ya que tiene un trastorno psicológico y «disfrutan viendo arder el monte». «Suele ser alguien que ya ha provocado incendios previamente y tiene fascinación por el fuego. Necesitan provocar un incendio para sentirse aliviados», añade la portavoz de este cuerpo de la Guardia Civil.

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