La cara oculta de la legalización del cannabis

Alemania ha comenzado a dar los primeros pasos para la legalización del consumo y cultivo para uso privado del cannabis y sus derivados a través de un proyecto que será presentado en la Comisión Europea y que podría provocar un efecto dominó en toda Europa. Sin embargo, la aprobación de esta droga en otros países ha traído consigo multitud de problemas para la salud y la economía.

Holanda ha sido vista como la meca del consumo de cannabis y setas alucinógenas. Aunque técnicamente es ilegal en el país, el gobierno neerlandés siempre ha tolerado el consumo para uso recreativo de esta sustancia imponiendo ciertas condiciones, o «criterios de tolerancia» para los dueños de los coffee shops que en la mayor parte de los casos no cumplen.

Hace dos años, las autoridades comenzaron a aceptar solicitudes de empresas que desean cultivar cannabis con fines recreativos para su venta en coffee shops en el marco de un experimento «de cadena cerrada», aunque todavía está pendiente de que los políticos den luz verde a la fase experimental.

Esta permisividad ha conducido a una disminución del consumo de marihuana respecto a otros países del entorno pero ha aumentado el de otras drogas duras hasta el punto de que Ámsterdam se ha convertido en uno de los mayores centros de cocaína de Europa que, unido al particular sistema bancario del país, ha provocado una proliferación de negocios opacos. Un informe encargado por el Ayuntamiento de la capital señalaba que «la economía en la sombra creada por la delincuencia permite el envío de cifras multimillonarias al extranjero, sin supervisión bancaria alguna».

El sindicato de Policía holandés encontró «rasgos de narcoestado» en el país

El Sindicato Nacional de Policía realizó otro estudio en el que encontraba en Holanda «rasgos de narcoestado» donde delincuentes encargados del menudeo de la droga acababan convirtiéndose en empresarios con una importante riqueza. «Solo puede cerrarse uno de cada cinco casos no relacionados con la droga, porque estamos ocupados con los ajustes de cuentas, robos y delitos violentos», añadía el informe.

Holanda es, además, el mayor productor mundial de drogas sintéticas en parte por, como señalaba el académico de la Universidad de Tilburg, la excelente infraestructura del sistema comercial y la actitud tolerante de la sociedad sobre el uso de drogas.

Negocio millonario

En Estados Unidos, su uso está autorizado en 19 estados, al que se podría sumar Columbia próximamente, mientras que Joe Biden presentó un indulto federal para los consumidores dentro de su política de permisividad cinco décadas después de que Nixon declarara el abuso de drogas como el «enemigo número uno» del país. Esto ha traído distintos efectos: desde un aumento de la siniestralidad hasta índices más elevados de hospitalización en casos de salud en los estados donde la droga es legal.

Precisamente, la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (Onudd) presentó a finales de junio su informe sobre la situación del mercado de la droga en el que alertaba que el uso recreativo del cannabis, especialmente en Estados Unidos, había acelerado el consumo y sus nocivos efectos sanitarios, mientras fabricantes de tabaco y alcohol habían entrado en un negocio multimillonario con campañas que presentaban esta sustancia como algo moderno e inocuo.

En California, los ingresos en cuidados intensivos habían aumentado un 56 % por cuestiones relativas al consumo de cannabis y en Colorado, la proporción de suicidios en consumidores se triplicó tras la legalización.

La ONU también advertía en su informe que las grandes empresas dedicadas a la venta de tabaco y alcohol había encontrado en el negocio del cannabis una oportunidad para aumentar sus ganancias. «Hace 50 o 70 años, hubo un empuje agresivo por el consumo de tabaco. Y ahora reconocemos lo mucho que hay que hacer para proteger la salud pública. Bueno, eso está pasando ahora con el cannabis», señalaba el informe.