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Fotografía de archivo fechada en el 2018 y cedida por la Red Amazónica Sostenible a través de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS) de un bosque tres años después de un incendio, en Belterra, en la Amazonía brasileña. Más de un tercio de los bosques del Amazonas han sido degradados por la actividad humana, una extensión mucho mayor de la que se pensaba, advierte un equipo internacional de 35 científicos en un artículo que se publicará el viernes en la revista Science. EFE/ Erika Berenguer / SOLO USO EDITORIAL/ SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Fotografía de archivo fechada en el 2018 de un bosque tres años después de un incendio, en Belterra, en la Amazonía brasileñaEFE

La actividad humana ha degradado más de un tercio de la selva amazónica

Los incendios, la sequía y otros efectos provocados por el hombre han acelerado este deterioro

Es uno de los grandes pulmones de la Tierra y está en peligro. Los incendios, la sequía y otros efectos relacionados con la acción humana han degradado mucha más cantidad de terreno de la selva amazónica de la que se pensaba: más de un tercio, según revela un estudio publicado en la revista Science.

La investigación ha sido dirigida por un equipo de 35 científicos e investigadores de instituciones de todo el mundo, como la Universidad brasileña de Campinas (Unicamp), el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonia (IPAM), el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) y la Universidad británica de Lancaster.

Se ha analizado la parte de la Amazonía que se conserva como selva, eliminando aquella que se ha deforestado. Hasta el 38 % esa superficie forestal restante –equivalente a diez veces el tamaño del Reino Unido– se ha visto afectada por algún tipo de perturbación humana, lo que ha provocado emisiones de carbono equivalentes o superiores a las de la deforestación.

El estudio es resultado de una revisión de datos ya publicados con anterioridad que estaban basados en imágenes de satélite que muestran los cambios en la región amazónica entre los años 2001 y 2018.

Los autores han evaluado cuatro perturbaciones clave que provocan la degradación de los bosques: los incendios forestales, los efectos de borde –cambios que se producen en los bosques adyacentes a las zonas deforestadas–, la tala selectiva y la sequía extrema.

«A pesar de la incertidumbre sobre el efecto total de estas perturbaciones, está claro que su efecto acumulativo puede ser tan importante como la deforestación para las emisiones de carbono y la pérdida de biodiversidad», afirma Jos Barlow, catedrático de Ciencias de la Conservación de la Universidad de Lancaster (Reino Unido) y coautor del trabajo.

Efectos del cambio climático

Los expertos aseguran que, incluso en el mejor de los escenarios, en el que no exista la deforestación, será el cambio climático quien continúe degradando el bosque, lo que provocará más emisiones de carbono. Sin embargo, impedir el avance de la deforestación sigue siendo vital, según expresa David Lapola, líder del estudio e investigador del Centro de Investigación Meteorológica y Climática Aplicada a la Agricultura de la Unicamp.

Los autores de la investigación proponen crear un sistema de vigilancia de la degradación forestal, así como prevenir y frenar la tala ilegal y controlar el uso del fuego. Sugieren fomentar los «bosques inteligentes», que utilizarían distintos tipos de tecnologías y sensores para recoger datos útiles con el fin de mejorar la calidad del medio ambiente.

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