VI Congreso Nacional de Bioética
El ‘burnout’ sanitario: «Se nos exigen acciones contra nuestra verdadera vocación»
Tres expertas de la Universidad CEU Cardenal Herrera recordaron la importancia de reconocer el valor y la dignidad de cada vida humana, también de los enfermos terminales
El VI Congreso Nacional de Bioética abordó este lunes el agotamiento del personal sanitario, especialmente de aquel dedicado a la atención de los pacientes más vulnerables, como los enfermos terminales. «Detectamos un cansancio generalizado en la sociedad, por la búsqueda ansiosa de resultados y beneficios, y esto tiene su correlato en los profesionales sanitarios, que están agotados, extenuados», señalaba el profesor de Bioética en la Universidad CEU Cardenal Herrera Emilio García Sánchez.
El tema se trató en una mesa redonda titulada La crisis del cuidado de los vulnerables en la sociedad del cansancio, moderada por García Sánchez. En ella participaron tres enfermeras y profesoras de Cuidados Especiales en la Universidad CEU Cardenal Herrera: la también doctora en Psicología Loreto Peyró; Marta Lluesma, doctora en Ciencias de la Salud, y Laura García, doctora en Bioética.
Para esta última, el problema –señaló– no es el cansancio de cuidar, «sino el buscar constantemente el sentido de nuestra profesión». Para la enfermera, «antes la vocación estaba clara, buscar el bien del paciente –curarle, o acompañarle hasta el final–, pero hoy ha cambiado el paradigma, y lo que se busca es lo que el paciente quiera, lo que en algunos casos supone acabar con su vida», señaló, en referencia a la eutanasia. «Se nos exigen acciones que van en contra de nuestra verdadera vocación», insistió.
«No deberían ser los más débiles los que paguen las consecuencias de la crisis que vive el humanismo moderno», concluía García. En esta línea, Peyró instaba a recuperar «el valor de la dignidad del ser humano, en todas las etapas de la vida», y Lluesma recordaba que «el paciente no tiene por qué pagar la sobrecarga asistencial o que estemos desmotivados: nunca debemos dejar de considerarles como personas únicas e irrepetibles».
Las tres profesionales compartieron algunos consejos para abordar el cansancio o el desánimo –descansar, seguirse formando, pedir ayuda, incluso solicitar un cambio de unidad temporalmente–, y coincidieron en que la vida de cada persona es valiosa por sí misma. En el turno de preguntas se debatió la racionalidad de entregarse al máximo por cada paciente o aplicar lógicas utilitaristas. «Aunque parezca extraño –recordaba Lluesma– acompañar a pacientes en la fase final de su vida es uno de los trabajos más bonitos y que producen mayor realización profesional, pero exige un ejercicio de maduración personal».
Inteligencia artificial y Medicina
«¿Hay un boom de la inteligencia artificial?», se preguntaba el médico y filósofo Luis Echarte, profesor de la Universidad de Navarra, durante su intervención, previa a la mesa redonda. Echarte defendió que la inteligencia artificial (IA) ha llegado a la Medicina para quedarse –«sorprende incluso a los más escépticos»–, y advirtió: «La bioética llega tarde, cuando la tecnología ya está entre nosotros»,
La IA, añadió, llega «con el campo cultivado», por el esfuerzo llevado a cabo en los últimos años por digitalizar el sistema, desde el campo hospitalario hasta los dispositivos de salud digital. «En nuestra muñeca llevamos un dispositivo que genera cientos de datos, que un algoritmo sería capaz de procesar», explicó. Ello puede suponer un salto cualitativo en la precisión y la personalización: «La IA nos podrá decir cuándo, cómo y dónde necesita un paciente su dosis», de forma exacta, señaló.
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No obstante, Echarte incidió en que «toda tecnología tiene sus riesgos». Entre los retos está -dijo- el decidir cuáles son las decisiones que merece la pena delegar al a IA: «¿Qué cosas tiene que hacer un médico y cuáles se pueden dejar al amparo del machine learning?», planteó. Echarte defendió también la necesidad de apostar por algoritmos transparentes, que permitan entender por qué la máquina ha llegado a determinada conclusión, frente al modelo de «caja negra», opaco.
«La IA -destacó- funciona como un oráculo», y puede tentar al facultativo a «abandonarse» a sus consejos. En la misma línea, defendió la necesidad de memorizar y de desarrollar la intuición médica: «Sin memoria no hay creatividad», apuntó. Echarte concluyó con un llamado a la moderación: «La tecnología es importante, pero debemos procurar que esta esté al servicio del hombre, y no ponernos nosotros al servicio de la tecnología».
El VI Congreso Nacional de Bioética se celebra esta semana en Madrid, y está organizado por el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala, la Universidad CEU San Pablo y la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP). En las próximas sesiones se abordarán temas como la naprotecnología o la equidad en el acceso a terapias innovadoras.