800.000 sanitarios franceses rechazan la eutanasia: «Nunca provocaré deliberadamente la muerte»

«Nunca provocaré deliberadamente la muerte». Con estas palabras trece organizaciones y sociedades científicas francesas que representan a 800.000 cuidadores franceses, han denunciado la actual situación de Francia con respecto a la eutanasia en el periódico Le Figaro.

En un documento de 26 páginas, resultado de una reacción colectiva al Dictamen 139 del Consejo Nacional Consultivo de Ética de Francia, los profesionales han argumentado que el suicidio asistido no puede ser considerada de ninguna manera como un «cuidado» a la persona y su legalización sería una «gran transgresión ética».

Esta iniciativa ha surgido después de que a finales de 2022, el Gobierno de Macron eligiese al dedillo a 180 personas para que formasen parte de una «convención ciudadana» y discutir sobre el suicidio asistido cuyo principal objetivo era «explorar todas las opciones posibles» respecto a la eutanasia y hacer propuestas al ejecutivo.

Al término de casi tres meses de debate, y respondiendo a la pregunta ¿El marco de acompañamiento en el final de la vida es adaptado a las diferentes situaciones que se presentan o se deben introducir cambios?, el 84 % de los participantes consideró que la situación actual de acompañamiento al final de la vida no respondía a las situaciones encontradas.

A otra de las preguntas –¿Hay que abrir el acceso a la ayuda activa a la muerte?– el 75 % de los elegidos votó «sí», el 19 % votó «no», según los resultados del escrutinio. Aunque esta haya sido su decisión y se haya sometido a votación, el gobierno galo no tiene obligación de adoptar las medidas propuestas.

Tras estas votaciones, según confirma el diario La Croix, el arzobispo de Rennes, Mons. Pierre d'Ornellas, mostró su gran decepción por no ver ni escuchar las protestas de los cuidadores y profesionales.

No obstante, poco después, y con la finalidad de señalar «un gran cambio de enfoque» y su «clara ruptura» con la eutanasia, las trece organizaciones decidieron incidir sobre las consecuencias «prácticas y éticas» que tendría en todos los profesionales la «administración de la muerte»

Negación a que se llame atención médica

Antes de que el congreso ciudadano publicase el veredicto final de las votaciones, los facultativos advirtieron de que la eutanasia y el suicidio asistido no pueden considerarse como cuidados médicos porque inocular una sustancia mortal a un paciente sería «un cambio ético importante» que probablemente «afectaría a la definición de atención» y «debilitaría a los equipos», alerta el documento.

Por ello, las organizaciones han decidido resaltar y sacar a la luz las «consecuencias concretas» del suicidio asistido y de la eutanasia en su profesión.