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Guillermo Bazarra (centro)

Guillermo Bazarra (centro)EL Debate

Este es uno de los mejores MIR: «Mi objetivo es ser mi mejor versión y ofrecérselo a toda España»

El coruñés Guillermo Bazarra ha sido uno de los mejores en la prueba, logrando a nivel nacional el puesto 181

Seis años, un MIR y la residencia. La carrera de Medicina es una de las más complicadas, pero con constancia y esfuerzo se consigue. Es el caso de Guillermo Bazarra, un gallego de 24 años que ha logrado el puesto 181 de las casi 9.000 plazas ofrecidas por Ministerio de Sanidad este 2023, lo que le convierte uno de los mejores de Galicia.

¿Por qué estudió medicina Guillermo?

–Siempre fue algo que tuve claro. Probablemente, porque en mi casa lo que viví desde que tenía uso de conciencia era la medicina. Mis padres y dos hermanos médicos y mucha parte de mi familia también.

Yo supe que quería hacer medicina y a pesar de lo difícil que ha sido yo creo que este es mi lugar. Si ahora mismo tuviese que verme en cualquier otro campo no sería ni la mitad de feliz que soy.

–¿Cómo lo preparaste?

–Lo preparé en Oviedo en una academia porque un amigo mío muy bueno, Jorge, me dijo que iba a ir allí y yo fui detrás. Pero la verdad es que tampoco hay que darle muchas vueltas a la academia, creo que es importante, pero al final lo que vale es el trabajo de cada uno.

El formato de mis clases eran online, no fui a clase presencial porque a mí nunca estimularon demasiado, la verdad. Siempre he utilizado el tiempo para estudiar por mi cuenta y eso es lo que me funciona y es lo que decidí hacer.

–¿Cómo era tu rutina?

–Me levantaba a las 7:45 de la mañana, mientras estaba desayunando me hacía preguntas. A las 8:45 hacía el núcleo más importante de estudio hasta la una de la tarde.

Después estudiar iba al gimnasio hasta las dos, que no sabía que iba a ser tan importante para mí hasta que me metí al MIR. Otra cosa fundamental para mí en este punto fue ir con amigos, me ayudaba a despejarme muchísimo.

Después de entrenar comía y de 15:45 hasta las 10:30 estudiaba a tope descansando a cinco minutillos. Echaba entre 11 y 12 horas al día y te diré que no era de las personas que más estudiaba en la residencia.

–Durante la preparación verías progreso, ¿te servía de motivación?

–Todos los fines de semana teníamos un simulacro que nos servía para prepararnos para la hora de la verdad.

Cuando te dan la nota es peligroso, a mí es probablemente lo que más me afectó. Si había hecho un simulacro bien, estaba muy contento, disfrutaba del domingo y era muy feliz toda la semana siguiente. Ahora, si me salía mal era una semana de estar dándole vueltas o de cuestionarte si estás estudiando bien.

El factor psicológico juega un papel muy importante. Pero ver que estás aumentando tu conocimiento y que cosas que antes no sabías ya las sabes te ayuda a seguir, te da empujones, pero también te puede tirar para abajo. Eso es así.

–Entiendo que no habrá sido todo estudiar, ¿no?

–No, vamos a decir que es un 90 % estudiar. ¿Pero qué pasa luego con el 10 % que te queda? Yo esto lo tengo claro. Nunca he disfrutado tanto de mi tiempo libre como durante el MIR. Todas las cenas de los sábados con mis amigos, las noches que hemos salido al final las disfrutas muchísimo más. Te das cuenta del valor que tiene y de lo mucho que quieres a la gente que te rodea. Hay cosas por las que merece la pena hacer esto.

Para mí el MIR fue una etapa muy dura, no voy a mentir, pero miro atrás y recuerdo momentos muy felices. Sé que cuando sea mayor y eche la vista atrás no voy a recordar las tardes estudiando, sino que me acordaré de los sábados cenando con todos los de la residencia o las puestas de sol de los domingos.

–En el momento que Guillermo deja el boli y piensa ‘he acabado’ ¿qué pasa?

–Fue algo que yo pensé mucho. Yo he de ser sincero, me llevé una desilusión porque no sentí nada. Te metes tanto en el MIR que cuesta mucho luego salir. No eres consciente de lo que acabas de hacer, solo eres consciente de que se ha acabado. Te sientes raro porque ya no sabes qué hacer con tus días.

Creo que hasta que no llegué a mi casa cinco días después, no me di cuenta de lo que había hecho, de la etapa que había cerrado. Cuesta darse cuenta de eso, pero bueno, una vez que ya empiezas a reflexionar lo que sientes, independientemente del resultado, es mucho orgullo y una sensación de realización personal.

Guillermo con su madre el día de su graduación

Guillermo con su madre el día de su graduaciónEl Debate

–¿Cuál fue la reacción al conocer el resultado?

–Yo he tenido mucha suerte, me ha salido muy bien, se me ha reflejado el esfuerzo. Hay personas que han estudiado mucho y no llegan a lo que deberían llegar. Eso es tristemente muy frecuente, pero en mi caso no ha sido así.

Cuando conocí el resultado yo no me lo creía, vi el número, vi la puntuación y me empecé a temblar, empecé a llorar, llamé a mi madre y estaba tan nervioso que no era capaz de hablar. Recuerdo que estaba escuchando a mi madre y yo no podía parar de llorar. Fue de los momentos más emocionantes de mi vida.

–Hay una cierta tenencia a la dermatología, ¿es tu situación o te gusta otra especialidad?

–La dermatología no es como se ve desde fuera. Es una rama muy amplia y muy interesante, pero no me llama nada. Para mí el estudio del sistema nervioso es mi pasión. Todavía no lo tengo decidido del todo, pero lo que me dice mi corazón es que me dedique al cerebro, al sistema nervioso, por lo que la neurología o neurocirugía son gran duda.

–¿Qué le recomendarías a los que se presentarán este año?

–Mucha disciplina de trabajo. Yo no destaco por mi inteligencia, la verdad, pero si en el esfuerzo y eso se nota. También sirve mucho empezar a estudiar desde sexto de carrera, de hecho, es lo que aconsejan e ir a una academia y seguir los ritmos que proponen. Cada hora que le eches es una hora que tienes ganada y asegúrate que no te pueda la pereza.

–¿Dónde te ves dentro de 30 años?

–Me veo en Galicia. Es verdad que tengo ganas de ir a por todo, por lo que me gustaría formarme muchísimo estos años, echar muchas horas en el hospital, esforzarme. Es decir, me gustaría convertirme en un muy buen profesional.

Mi sueño sería ese, ser una persona excelente y esa excelencia llevarla a Galicia para ayudar a la tierra de donde soy. Convertirme en mi mejor versión y ofrecérselo a Galicia y a toda España.

Mi objetivo final es que la gente de Galicia no tenga que irse a ningún lado para tener mejores servicios sanitarios.

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