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La ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante una comparecencia en el Congreso

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante una comparecencia en el CongresoGTRES

Cambio en el Ministerio de Sanidad: llega José Manuel Miñones

Así ha sido la oscilante gestión de Darias en Sanidad y estos son los retos que afronta su sustituto

Cuando Pedro Sánchez anunciaba, durante el mes de enero de hace dos años, que Carolina Darias sería la encargada de sustituir a Salvador Illa al frente de Sanidad, la canaria cogía las riendas de un departamento clave en plena tercera ola de la pandemia del coronavirus.

Aquel inicio de año 2021 fue duro epidemiológica y sanitariamente hablando. Dos retos tenía ante sí la nueva ministra que ni Sánchez ni Illa habían querido abordar por completo: lograr un ritmo adecuado de vacunación contra la covid, tras una gestión de su antecesor marcada por los retrasos en las entregas, y buscar mayor consenso con las autonomías para hacer frente al virus.

Darias llegó a este ministerio precisamente porque, como responsable de Política Territorial y Función Pública, llevaba meses compartiendo parte de la gestión de la pandemia con el propio Illa. Moncloa quiso vender con su nombramiento al frente de Sanidad como continuista para un tema sensiblemente delicado, pero que no la llevaría a empezar de cero. «Su gestión ha sido ejemplar para dejar atrás la pandemia, su nombre quedará vinculado al éxito de la campaña de vacunación y al fortalecimiento de la sanidad pública», la despedía Pedro Sánchez.

Contradicciones y bandazos

Sus críticos denunciaron, en el momento de producirse su nombramiento, su escaso conocimiento del mundo sanitario a lo largo de su trayectoria. Ciertamente, su única experiencia en el sector fue en su etapa como portavoz en la Comisión de Sanidad del Parlamento canario.

Durante su etapa al frente del ministerio, y aunque le gustaba darse a conocer como la «ministra del consenso», ha estado marcada por algunas contradicciones y bandazos cuando la pandemia aun era una realidad.

Dimes y diretes sobre las vacunas y calendario de vacunación, que le llevaron a tener enfrentamiento con algunas autonomías. Cambios de criterio. Vaivenes con la segunda dosis de AstraZeneca. Su ministerio impulsó que no se suministrara a menores de 60 años, una decisión que llegó cuando había millones de personas que ya habían recibido la primera dosis, provocando nerviosismo e incertidumbre.

La solución fue inyectar el segundo pinchazo de Pfizer a los menores de 60 que tuvieran la primera de AstraZeneca. Numerosos especialistas cargaron contra Darias por basarse en un informe del instituto Carlos III con tan solo 600 personas y sesgado.

Pero hubo más. Declaraciones contradictorias –algunas en un escaso margen de tiempo–sobre nuevas medidas restrictivas, críticas por parte del sector comercial y hostelero, promesas incumplidas con las mascarillas…

Señalada por los MIR

No solo ha habido improvisaciones y equívocos respecto al coronavirus. Cientos de MIR (Médico Interno Residente) clamaron contra el nuevo sistema de elección de plazas.

Los aspirantes pidieron que se implantaran las mejoras prometidas el año pasado en el sistema de elección de plaza, esto es, en formato presencial y a tiempo real, lo que supone una enmienda al actual sistema de asignación telemática que el año pasado provocó 190 renuncias de especialistas con plaza.

Las mascarillas en el transporte

Pese a que la presión para quitarnos la mascarilla en el transporte público aumentaba, no fue hasta el pasado 7 de febrero cuando por fin se eliminó su uso en metro, autobús, aviones...

Una fecha que en todo caso, ha sido tardía y demasiado cercana al adiós de Darias al ministerio para dejar el recuerdo que sepultaba el último vestigio de la pandemia como herencia de su gestión.

Lo reflejó el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que manifestó sus «dudas razonables» al pensar que «el Gobierno decidía aprovechar una medida, la de eliminar la mascarilla en transporte público, electoralista y oportunista, para lanzar la candidatura de Darias» a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria.

Sánchez, sin embargo, glosó en el anuncio de los cambios en su Gobierno todos los aspectos positivos que dejaba tras de sí la canaria: «los datos son elocuentes», se limitó a repasar el presidente del Gobierno, que agradeció con «emoción» que la ya exministra la puesta en marcha del Plan de Salud Mental y el número de teléfono contra el suicidio 024, que pese a su innegable utilidad, vio la luz con alguna turbulencia que otra.

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