El Parlamento de Portugal aprueba de nuevo la eutanasia mientras el Constitucional la rechaza
El proyecto fue echado para atrás el pasado 30 de enero, cuando el Tribunal conífero que algunos puntos violaban la ley fundamental del país
El Parlamento luso, liderado por la mayoría absoluta del Partido Socialista (PS), aprobó el pasado viernes por cuarta vez la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido. Para ello, tuvieron que actualizar el proyecto una vez más, ya que la versión anterior fue rechazada hace dos meses por el Tribunal Constitucional del país.
La controvertida norma contó con el apoyo de la mayoría de los socialistas, del Bloco de Esquerda, Iniciativa Liberal, Livre (izquierda) y del animalista PAN. Sin embargo, la mayoría de los diputados del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), del Chega y del Partido Comunista Portugués (PCP) votaron en contra de la aprobación de la ley.
Este nuevo proyecto debe volver a las manos del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, que una vez más decidirá si la aprueba, la veta o la reenvía al Tribunal Constitucional. El pasado 30 de enero el presidente de la República revocó la ley, ya que entraba en conflicto con algunos puntos de la Carta Magna del país.
El recorrido de esta discutiuda ley
La despenalización de la eutanasia en Portugal se debatió por primera vez en 2017. Tras el anuncio, nueve entidades, entre las que se encontraban la Universidad Católica Portuguesa, Cáritas y el Instituto San Juan de Dios, firmaron un documento citando una de las frases de la Constitución: «La vida humana es inviolable».
Dos años más tarde, en 2020, el Parlamento del país dio luz verde a tramitar la legalización de la ley de la eutanasia después de que se aprobaran los cinco proyectos presentados. Según marcaba el origen de los cinco textos, el solicitante tenía que ser mayor de edad, no presentar problemas mentales y estar en situación de sufrimiento «duradero e insoportable».
Si el Partido Socialista consigue que se apruebe esta discutida ley, el solicitante tendrá que pasar por un comité de expertos antes de acabar con su vida. No obstante, los médicos y enfermeros podrían acogerse a la objeción de conciencia para no aplicar la eutanasia y remitir al paciente a facultativos que sí la practicase, situación a la que no se pueden acoger los facultativos en España.
Rebelo de Sousa, católico practicante, remitió dos veces la ley al Constitucional para su revisión por «seguridad jurídica» y la otra la vetó directamente, al considerar que la norma tenía «contradicciones».
La última vez que el proyecto fue echado para atrás fue el pasado 30 de enero, cuando el Constitucional luso consideró que algunos puntos de la norma entraban en conflicto con la ley fundamental del país.