La mutilación genital femenina mata a 44.000 mujeres cada año en África
Es la cuarta causa de muerte en los países en los que se practica
La mutilación genital femenina (MGF) es la cuarta causa de muerte en los países africanos donde se practica –solo por detrás de las infecciones entéricas, resultado del consumo de alimentos o agua contaminados, las infecciones respiratorias o la malaria– y acaba con la vida de más de 44.000 mujeres cada año, según un nuevo estudio de la Universidad de Birmingham y la Universidad de Exeter (Reino Unido) publicado en Nature Scientific Reports.
Los autores de la investigación, que piden poner fin a esta lacra, analizaron un total de 12 países: Benin, Burkina Faso, Camerún, Chad, Costa de Marfil, Egipto, Etiopía, Guinea, Kenia, Malí, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Tanzania. De los 28 en los que más se practica, recuerdan que en cinco (Malí, Malawi, Chad, Sierra Leona y Liberia) es una práctica que goza de cobertura legal.
Al desarrollar su trabajo, los investigadores descubrieron que un aumento del 50 por ciento en el número de niñas que se someten a la mutilación genital femenina incrementa su tasa de mortalidad a cinco años y conduce a un exceso de muertes estimado de 44.320 por año en dichos países.
«Nuestros hallazgos muestran que la mutilación genital femenina es una de las principales causas de muerte entre las niñas y mujeres jóvenes en los países donde se practica, pero un cambio duradero requiere un cambio de actitud hacia la mutilación genital femenina en estas comunidades», comenta el coautor del estudio, el profesor James Rockey, de la Universidad de Birmingham.
Por este motivo, los investigadores proponen «ilegalizar la MGF en los países en los que se lleva a cabo dado que el cambio legal puede llevar al cambio cultural», así como redoblar los esfuerzos para eliminarla en los países en los que está arraigada, según recoge Europa Press.
Condiciones paupérrimas
Más de 200 millones de mujeres y niñas han sido sometidas a lo largo de la historia en todo el mundo a la MGF, una extirpación que se lleva a cabo en condiciones insalubres y sin supervisión clínica, con el consiguiente dolor intenso, sangrado e infección. Su objetivo es eliminar el placer sexual en la mujer, y entre sus efectos adversos y frecuentes están las complicaciones obstétricas, la reducción de la función sexual y otros problemas de salud física a largo plazo, así como problemas de salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el costo agregado del tratamiento médico para niñas y mujeres después de la MGF fue de 1.4 mil millones de dólares en 2018.