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Incendio en la isla de Tenerife

Incendio en la isla de Tenerife

Incendio forestal

Así afecta a la salud el incendio de Tenerife

El fuego ha arrasado ya más de 15.000 hectáreas y hay unas 610 personas trabajando en su extinción

El incendio de Tenerife sigue arrasando a su paso. En la tarde del lunes 22 de agosto ya había 14.878 hectáreas calcinadas, lo que supone casi la mitad de la corona forestal, y un 7,3 % del total de la superficie de la isla. Según los últimos datos, hay unas 610 personas trabajando en la extinción y más de 150 voluntarios e integrantes de las agrupaciones municipales que ayudan sin descanso a los afectados por las llamas. Se trata del peor incendio que han sufrido las islas en los últimos 40 años, que no solo está afectando al terreno sino, también, a la salud de los canarios.

El incendio forestal fue declarado el pasado 15 de agosto en el monte de Arafo, en Tenerife y, según ha confirmado el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, es un desastre provocado. El perímetro ya alcanza los 90 kilómetros y los servicios de emergencia han alertado de que en varios municipios la calidad del aire es muy desfavorable.

Así, los expertos recomiendan evitar salir al exterior, mantener cerradas puertas y ventanas y utilizar mascarillas FPP2 en localidades como El Rosario, La Laguna y Santa Cruz de Tenerife.

Además, la Gerencia de Atención Primaria de Tenerife, adscrita a la Consejería de Sanidad del Gobierno canario, ha reforzado los centros de salud de las zonas afectadas para atender a toda la demanda, según ha confirmado el gobierno de Canarias en un comunicado. Los municipios beneficiados por esta medida son Los Realejos, La Orotava, Tacoronte y la Zona Básica de Salud de Santa Úrsula, La Matanza y La Victoria de Acentejo.

El humo de los incendios forestales

Según explican desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el humo de los incendios puede lastimar los ojos, irritar el aparato respiratorio y agravar las enfermedades cardiacas y pulmonares crónicas.

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Kindelán

Entre los efectos inmediatos que puede experimentar una persona que inhale el humo procedente de los incendios forestales, compuesto por una mezcla de gases y partículas pequeñas que son emanados por la vegetación, los materiales de construcción y otros al quemarse, se encuentran los siguientes:

  • Tos
  • Dificultad para respirar normalmente
  • Ardor en los ojos
  • Irritación en la garganta
  • Moqueo
  • Irritación de los senos paranasales
  • Sibilancias y dificultad para respirar
  • Dolor de pecho
  • Dolores de cabeza
  • Ataques de asma
  • Cansancio
  • Latidos cardiacos acelerados

Por todo ello se recomienda permanecer en casa y no realizar actividades al aire libre, prestando mucha atención a los informes locales sobre la calidad del aire.

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