Cientos de afectados por el cierre de una cadena de depilación láser: «Hay personas que han perdido 500 euros»
La empresa Happy Láser, que cuenta con establecimientos en más de una decena de capitales, ha dejado a usuarios con los bonos sin disfrutar
«Buenas tardes. Ha habido un incidente y tenemos que canelar la cita de mañana. No funciona la máquina, se la llevan a reparar. En cuanto esté lista nos ponemos en contacto con ustedes. Gracias de antemano y disculpen las molestias». Es el último mensaje que recibieron los clientes de Happy Láser, una empresa de depilación «sin dolor» que ha desaparecido de la faz de la Tierra dejando a sus usuarios completamente vendidos.
Aquellos que han querido reclamar su dinero se han encontrado con teléfonos descolgados, una página web sin servicio y los establecimientos cerrados. La mercantil Happy Depilación, S.L., afincada en Málaga, ha dejado colgados a cientos de consumidores en toda España, y es que tenía clínicas repartidas por todo el territorio nacional, especialmente en capitales de provincia como Málaga, Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia, Granada, Valladolid, Salamanca o Gran Canaria.
Así, según relata a El Debate Francisco Sánchez, uno de los afectados, ante el transcurso de los días sin recibir comunicación, los usuarios empezaron a extrañarse, por lo que iniciaron su intento de contactar con la clínica: «Intenté contactar primero a través de los medios propios de cada establecimiento físico, resultando ello infructuoso. Decidí entonces ponerme en contacto con los servicios centrales, pero los teléfonos se encontraban apagados y el correo electrónico tenía el buzón completo. En ese momento sospeché que algo no iba bien».
Sánchez comenta que, tras ello, decidió buscar en su página web alguna explicación al respecto, pero esta también estaba inoperativa. «Busqué alguna referencia en internet, pero no aparecía nada, así que opté por buscar en las reseñas y aquí encontré la explicación: el jueves 21 de septiembre todos los centros amanecieron cerrados sin previo aviso. En cada uno de ellos hay numerosas reseñas de usuarios que, acudiendo a sus citas programadas, se han encontrado el local totalmente cerrado», explica.
El usuario, como tantos otros, se muestra resignado ante la posibilidad de no poder seguir disfrutando de un bono de sesiones que estaba ya pagado y añade que, tras llamar a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), no ha recibido «ningún tipo de apoyo, recomendación o ayuda, tan solo su invitación a asociarme y pagar una cuota». No ha ocurrido lo mismo en el caso de Facua, que sí que ha atendido tanto a este medio como a los consumidores afectados.
Este joven que se ha puesto en contacto con este periódico expone que ha decidido actuar de forma independiente, interponiendo la correspondiente denuncia ante las autoridades competentes «a fin de que sean estas las que, a través de los medios a su alcance, investiguen la situación y depuren las responsabilidades en que hubieran podido incurrir sus responsables».
Una forma de actuar ante esta situación para que los damnificados satisfagan sus derechos y recuperen su dinero pasa por la interposición de una demanda colectiva. El problema, lamenta Francisco Sánchez, es que resulta «muy difícil» poder agrupar a todos los afectados para cumplir las exigencias de admisibilidad establecidas en la ley para este tipo de acciones –se requiere la agrupación de, al menos, unos 40 o 50 consumidores afectados por el mismo perjuicio–. Algunas de las personas con las que ha podido contactar habían pagado más de 500 euros por un servicio que no van a poder a disfrutar, por lo que el asunto es realmente grave.
Facua aconseja reclamar a la empresa
Nacho Tudela, portavoz de Facua, confirma que no es posible contactar con la empresa y recalca que esta ha de devolver el dinero a todos aquellos que han pagado un bono por adelantado, al menos la parte proporcional que no han disfrutado. Asimismo, recomiendan a los afectados que presenten «una reclamación a la propia empresa» exigiendo el reembolso de ese dinero con las pruebas que tengan, como pueden ser facturas o extractos de la tarjeta. En el caso de haber recurrido a una financiación, Tudela aconseja exigir también al banco con el que se tiene contratada para paralizar el cobro, ya que la empresa ha cerrado y «el crédito ya no tiene sentido».
Si finalmente la compañía entra en concurso de acreedores, Tudela hace hincapié en que las personas estén pendientes «para poder comunicar los créditos al administrador concursal y reclamarle ese dinero», ya que existe un tiempo limitado para hacerlo.
Ante la posibilidad de que la empresa no responda a los correos ni coja los teléfonos, desde Facua recomiendan dirigirle un mail o una carta certificada a la empresa que se esconde tras la marca comercial, en este caso Happy Depilación, S.L., o presentar la reclamación directamente ante Consumo para que sea la administración quien se haga cargo del asunto.