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Recién nacido con su mamá

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El principio del fin del aborto  La importancia de las campañas provida: «Me arrepentí de haber tomado la píldora abortiva»

Gracias al trabajo de asociaciones como «40 Días por la Vida», Aniah y Claudia están disfrutando hoy de sus hijos

La vida es la cosa más bella que existe. Tanto, que aún no se entiende por qué día a día acuden madres a los abortorios para acabar con los embriones que llevan en su interior. En España esta práctica, debido al empeño de Gobierno en funciones por crear leyes que ayudan a matar, como la del aborto o la ley trans, cada vez parece más natural, pero no lo es.

La realidad con estas controvertidas prácticas están borrosas, no se ven con calidad, no se sabe muy bien qué pasa en esas clínicas ni como se lleva a cabo el proceso. «Ninguna mujer va con la mano en la cintura y la sonrisa en los labios a abortar», explicó Amparo Medina, gran defensora de la vida y presidenta de la Red Provida de Ecuador, a este medio el pasado mes de mayo.

Ahora, gracias a organizaciones sin ánimo de lucro, parece que se ve algo de luz al final del túnel. Sin embargo, «falta mucho por hacer», la maquinaria abortista sigue produciendo infanticidios. 40 Días por la Vida es una de esas organizaciones que trabaja para defender la vida. Esta asociación, además de realizar vigilias de oración en frente de los centros de aborto, se dedican a salvar vidas y a «tocar corazones y almas», detallan en su página web.

Durante una de las vigilias de primavera llevada a cabo en Fayetteville (Carolina del Norte), donde aún es legar esta polémica acción, Felisha, líder de la campaña de 40 Días por la Vida en la ciudad, ayudó a Aniah a tomar la «mejor decisión» de su vida: seguir adelante con el embarazo.

Tres horas caminando le bastaron para darse cuenta de lo que había hecho: «Quería a mi bebé, me arrepentí y sentí que lo que había hecho estaba mal y que tenía que arreglarlo», aseguró. En ese instante buscó su móvil y marcó al número de teléfono de Reversión de la píldora abortiva, una opción para todas aquellas mujeres que se arrepienten de haber iniciado el proceso para perder a su bebé.

Tal y como explica Infocatólica, la madre ahora está feliz, ya que meses después Saylah llegó al mundo. «Les agradezco mucho todo lo que hicieron por mí», añadió Aniah, quien añadió que «sin ellos siento que me estaría arrepintiendo de mi decisión una y otra vez».

Lo mismo le pasó a Claudia Gavilán, una mujer embarazada que no sabía si seguir o no adelante con su embarazo. Un día una amiga la invitó a la fundación 40 Días por la Vida y se le quitaron todas las dudas. Sin embargo, no sabía cómo contárselo a su marido, pero al final le dijo: «Prefiero irme debajo de un puente, antes que matar a mi hijo». La conversación sobre el aborto se acabó ahí».

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