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El doctor Javier Hornedo Muguiro, durante la entrevista en El Debate

El doctor Javier Hornedo Muguiro, durante la entrevista en El DebateMiguel Pérez Sánchez

Javier Hornedo, eminencia en Oncología: «Hay que padecer junto al enfermo»

El oncólogo español recibirá el próximo 29 de febrero el Premio a los Valores Humanos que otorga el Foro España por su implicación en la profesión y trayectoria

Si hay un valor que tiene que estar presente en todos los oncólogos, además de la dignidad, empatía y responsabilidad, es el de la compasión. No interpretado desde el lado negativo, sino desde el acompañamiento y seguimiento al paciente y a sus familias.

Un ejemplo de ello es el doctor Javier Hornedo Muguiro, jefe asociado de la Unidad Integral de Oncología de Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. Gracias a su humanidad, su vocación médica y el estudio diario, ha conseguido escalar a lo más alto de la especialidad. Por ello, el próximo 29 de febrero recibirá en los Premio Foro España de la Solidaridad y Progreso, en su III edición, el Premio Valores Humanos.

–Un año más, la revista Forbes le ha destacado como doctor, ¿qué es para usted su trabajo como oncólogo?

–Mi trabajo como oncólogo ha sido el de toda una vida. Yo terminé la carrera en el año 1977. Lo quise ser desde el principio y ya han pasado 47 años.

–Se especializó en cáncer de mama y ahora es experto en su diagnóstico, ¿por qué decidió esta especialidad cuando no existía en España?

–En medicina yo creo que se pueden ser tres cosas. Médico, que estás con los pacientes, es una especialidad médica. Cirujano o se puede ser lo que se llama servicios centrales de rayos, anatomía patológica, laboratorio...

Dentro de las especialidades médicas a mí me parecía que el cáncer era lo que me atraía más y lo más importante y desafiante. Por eso quería ser oncólogo cuando no existía la especialidad.

Para ello, primero tuve que sacarme el MIR, pero no había servicios de oncología médica para hacer la especialidad en España y estuve en un servicio de radioterapia en la Clínica Puerta de Hierro. Ahí ya se hacía algo de oncología médica. Después de tres años me fui a Estados Unidos a hacer la especialidad porque allí sí que existía. Cuando terminé, volví a España.

En España hay una larga tradición de humanismo, de médicos humanistasJavier Hornedo Muguiro

Esto ha sido apasionante porque desde la oncología médica del principio, cuando yo empecé, a la que hay ahora, han cambiado las cosas a mejor de una manera muy importante y con cierta relevancia.

–Usted ha tratado gratuitamente a muchos pacientes, ha financiado tratamientos con su sueldo para dar una nueva oportunidad a sus pacientes. Se ha volcado en la vida, tanto que en pocos días recibirá un premio por sus valores humanos, ¿qué significa para usted?

–Es un premio absolutamente inmerecido, pero que me hace muchísima ilusión, la verdad. El humanismo en la medicina es común al que existe en otras profesiones.

Se trata de un concepto renacentista que dice que el hombre, cuanto más culto, más racionalista, más formado es, mejor persona. Así, la relación entre los que son humanistas siempre va a ser mucho mejor.

En España hay una larga tradición de humanismo, de médicos humanistas. Está Gregorio Marañón, Pedro Laín Entralgo, el Premio Nobel Ramón y Cajal. Estos no solo eran buenísimos facultativos, sino que además eran escritores, ensayistas, filósofos. Eso es la parte del médico humanista.

Javier Hornedo durante la entrevista

Javier Hornedo durante la entrevistaMiguel Pérez

En el caso de la medicina, y desde luego en particular con la oncología, más que de humanismo, que también es muy importante, habría que hablar de humanitarismo. Dentro de este grupo hay unos valores humanos que pueden ser, entre otros, la dignidad, la empatía, la responsabilidad. Entre todos los que existen, yo destacaría el valor de la compasión, pero no en el sentido de sentir pena o lástima por el otro, sino en un sentido un poco más profundo, que es el padecer junto al enfermo.

Lo primero que le llega a un enfermo cuando le dicen «tiene usted un cáncer», es siempre la experiencia de otra gente que lo ha pasado malJavier Hornedo Muguiro

Cuando eres médico, lo primero que tienes que saberte es el oficio. De hecho, a los estudiantes de medicina que he tenido o a los residentes siempre les decía lo mismo: que no se puede ser mal doctor y mediocre. ¿Por qué? Porque puede tener unas consecuencias trágicas.

Luego tienes el componente humanitarismo. Cuando se trata del cáncer, que es un diagnóstico terrible y devastador para el enfermo, para su familia, para los amigos y para los compañeros de trabajo, lo primero que le llega a un enfermo es la experiencia de otra gente que lo ha pasado mal, que le han hecho tratamientos muy duros y que al final se han muerto. Eso te hace que tengas que volcarte con el enfermo, intentar darle las herramientas para que pueda manejar toda esa situación, explicarle las cosas, dedicarle mucho tiempo, escucharle mucho. Y aparte hacer el tratamiento pertinente. Esta es la parte humanitaria del oncólogo.

–«Sólo tengo lo que he dado» es el lema de su carrera vocacional y profesional, ¿por qué?

–Es verdad, pero también es cierto que también he recibido muchísimo en todos estos años. Al final te das cuenta de que lo relevante no eres tú. El importante es el enfermo y su familia. Yo he aprendido muchísimas cosas de ellos. Una de ellas es cómo saben llevar la enfermedad. Tengo múltiples ejemplos de personas admirables que a mí me han influido mucho en mi forma de ser y en mi forma de trabajar.

–Después de sus vivencias y experiencia, ¿qué le diría a un estudiante de medicina?

–Hace unos días me entrevisté con un médico que acababa de presentarse al MIR. No estaba seguro si elegir entre oncología u otra especialidad médica. En esa conversación le dije que es una especialidad dura, puesto que no se puede ser un mal médico. Tienes que estudiar y dedicarte mucho a esto.

Segundo, es un oficio que aprendes todos los días, va muy rápido. Ya no hay libros de oncología, ni siquiera las revistas de medicina, sino que nos manejamos con el móvil, con las alarmas. Cada vez salen tratamientos más sofisticados, por lo que debes tener conocimientos de biología molecular. En este sentido, se ha sofisticado muchísimo esta especialidad y es muy compleja, pero no se puede olvidar el otro aspecto, no puedes perder el tema humano, la compasión, dedicarles tiempo a los enfermos, cosa que no tienes. El paciente tiene que percibir que para ti él es el único que hay. No hay otro durante la mañana.

Por otra parte, una cosa muy importante es explorar a los pacientes. Cada vez se hace menos. Ya no tocan, palpan, auscultan el pulmón, buscan ganglios… ahora hacen un TAC y te dicen absolutamente todo lo que hay. A pesar de ello, a los enfermos hay que explorarles porque así vas a obtener muchos más datos. No se puede tener una relación con un cáncer, el enfermo en un sitio, tú en otro y el ordenador por medio mirando imágenes en un escáner.

En definitiva, es una profesión dura, tienes que estudiar a diario, dedicar mucho tiempo, hablar y escuchar mucho.

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