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¿Por dónde se mueven los lobos ibéricos?: así son controlados por GPS para prevenir ataques

El objetivo es analizar sus rutinas con el fin de ayudar a prevenir los ataques a las ganaderías

Esta es la secuencia: lazo de captura, cámara de fototrampeo, un equipo alerta las 24 horas del día, dardo tranquilizante, collar GPS al cuello y ya hay un nuevo lobo ibérico geolocalizado.

En Castilla y León, donde se concentran el 60% de los ejemplares de la especie, acaba de desplegarse un nuevo programa de radiomarcaje en el que once lobos lucen ya su collar de seguimiento que permite conocer cómo es su día a día, su noche y también, en el futuro, prevenir ataques sobre la ganadería.

Un equipo de técnicos y veterinarios de la Consejería de Medio Ambiente siguen los pasos del lobo desde hace cuatro meses y tratan así de comprender mejor los hábitos de una especie mítica, siempre en el centro de una encendida disputa entre quienes defienden su preservación especial y quienes sufren las consecuencias de sus ataques al ganado.

El objetivo es analizar sus rutinas con el fin de ayudar a prevenir los ataques a las ganaderías, más de 10.000 en cuatro años solo en Castilla y León, donde de aquí al año 2026 se quieren invertir casi cuatro millones de euros en medidas preventivas.

«Estamos trampeando en zonas prioritarias para la prevención de daños a la ganadería», ha explicado a EFE el jefe de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, David Cubero.

También han puesto en marcha programas de radiomarcaje de lobos en otras autonomías como Asturias, La Rioja y Castilla-La Mancha. En el caso asturiano el proyecto se articula desde 2017 con un convenio entre el Principado y la Universidad de Oviedo que ha permitido marcar con collares más de una veintena de ejemplares, aunque organizaciones ecologistas han cuestionado la iniciativa por apreciar «oscurantismo» y daños sobre los animales.

En Castilla y León se quiere llegar a veinte lobos radiomarcados al año y en esta primera fase se le ha instalado ya a once: cinco en la provincia de León, tres en Salamanca, dos en Palencia y uno en Zamora, mientras que desde abril hasta agosto cesará la actividad para proteger la época de celo y cría de esta especie.

Su posicionamiento geolocalizado permite analizar dónde duermen por el día, a qué lugares acuden con frecuencia y por cuáles se mueven por la noche para atrapar presas y comer carroña.