Dermatólogos españoles alertan del cáncer hematológico raro: «Es de vital importancia su diagnóstico temprano»
Son tumores en la piel, y, por tanto, visibles. Esto hace que algunas veces disminuya la calidad de su vida social
Hay multitud de tumores cancerosos de piel. No todos son igual de agresivos, al igual que hay algunos que son altamente desconocidos. Es el caso de la micosis fungoide (MF), una neoplasia maligna que se encuentra en el grupo de los linfomas cutáneos. Estas masas malignas representan aproximadamente el 65 % de todos los casos de linfoma cutáneo de células T (LCCT), una enfermedad que en España afecta alrededor de tres personas cada 100.000.
Así lo señalan el doctor Pablo Ortiz Catedrático de Dermatología de la UCM y jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid) y la doctora Cristina Muniesa, dermatóloga del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona) y coordinadora del Grupo Español de Linfomas Cutáneos de la AEDV.
La MF afecta principalmente a la epidermis en sus etapas iniciales, lo que hace que sea conocido como un cáncer de la piel, pero «los problemas son múltiples, desde la dificultad de manejarse con una enfermedad que afecta a la piel visible, pasando por síntomas como picores que pueden ser devastadores, hasta la posibilidad de que la enfermedad progrese», como asegura el doctor Ortiz, llegando a comprometer la vida del paciente.
Se confunde con otras enfermedades
Los síntomas de la micosis fungoide dependen del estadio de la enfermedad. Estos signos pueden confundirse con otras afecciones dermatológicas, como podrían ser los eccemas, tiñas, psoriasis, etc. Es muy complicado distinguir la afección. El diagnóstico diferencial suele ser amplio y el dermatólogo debe pensar en ella. Por este motivo, uno de los principales problemas a los que se enfrenta el paciente es «el retraso diagnóstico de la enfermedad, con la incertidumbre y la angustia que ello supone», añade la facultativa.
A los signos visibles se le unen otros como depresión, trastornos del sueño (debido al prurito) y fatiga, que además se experimentan de manera crónica, progresiva y debilitante, lo que afecta a su calidad de vida diaria, además del riesgo de que el linfoma avance a estadios más avanzados y pueda diseminarse a otras partes del cuerpo afectando a «ganglios linfáticos, sangre o vísceras y puede acabar con la vida del paciente», asegura el doctor Ortiz.
En este sentido, la dermatóloga asevera que es «de vital importancia» que los pacientes tengan un informe que les detalle la enfermedad que poseen. En muchos casos, el diagnóstico llega a demorarse 36 meses aproximadamente desde la primera consulta.
Así, los expertos manifiestan que un abordaje precoz puede retrasar la evolución. Y es que, según comentan, alrededor del 20-25 % de los casos pueden progresar «a estadios avanzados con lesiones tumorales», con tendencia a la «ulceración con el consiguiente riesgo de sobreinfección y dolor» afirma.
Tratamientos más efectivos
El tratamiento con quimioterapia es una de las maneras más efectivas de impedir la multiplicación de las células cancerosas de la micosis fungoide, evitando su expansión. Los avances clínicos y la investigación han conseguido frenar en gran medida el avance de la enfermedad tal y como confirma la doctora, «afortunadamente, recientemente disponemos de una alternativa terapéutica para los pacientes con micosis fungoide», que supone «una nueva esperanza para seguir controlando su enfermedad».
Asimismo, el doctor Juan Vila, director general de Recordati Rare Diseases, especializados en enfermedades raras, explica que ahora a los pacientes se les ofrece «una mejora en su calidad de vida» al poder tratarse en su domicilio. Esta nueva actuación evita molestos desplazamientos a los centros sanitarios. Por otra parte, comenta, con este tipo de tratamiento también se liberan «recursos del sistema público de salud, que pueden por ello ser dedicados a otros pacientes y patologías».
Es fundamental destacar la importancia de la investigación continua y la colaboración entre profesionales de la salud, pacientes, familias y la industria farmacéutica para mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad rara y avanzar en el desarrollo de nuevas terapias.
Esto ocurre porque los pacientes de MF, además de padecer un cáncer raro, sufren momentos traumáticos. Según Muniesa, son «tumores en la piel, y, por tanto, visibles». Esto conlleva un estigma para el paciente. Situación que hace que algunas veces disminuya su calidad de vida social.