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Identifican la causa por la que un común tumor cerebral es más agresivo en hombres que en mujeres

Según las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología médica (SEOM), en 2024 se diagnosticarán en España 286.664 nuevos tumores malignos. Entre ellos se encuentra el glioblastoma, un tumor muy agresivo que se desarrolla en el cerebro o en la médula espinal y que afecta a más a los varones. Investigadores del Hospital 12 de Octubre han identificado la causa que provoca que este tipo de masa maligna sea más agresiva y provoque menor supervivencia en hombres que en mujeres.

Según han explicado en un comunicado, el motivo que genera esta diferencia es la necrosis o muerte de las células tumorales la cual da lugar a una reacción inflamatoria caracterizada por la infiltración de «un tipo célula del sistema inmunológico, llamada célula mieloide supresora (MDSC)». Esta, según han detallado, en vez de atacar a las células malignas, ayuda a su crecimiento. Estas células estarían «mucho más presentes en los hombres» debido a que, en su caso, la necrosis e inflamación que produce el tumor es mucho mayor.

En este sentido, la doctora Berta Segura, postdoctoral del Grupo de Investigación de Neuro-Oncología del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre i+12, ha asegurado que las diferencias en la incidencia y la agresividad de los diferentes tipos de cáncer entre hombres y mujeres son «ampliamente reconocidas». Sin embargo, en la mayoría de los casos no se conoce su desarrollo, por lo que no se puede dar un tratamiento específico.

El glioblastoma es el tumor cerebral maligno más frecuente y grave. Conscientes de ello, los investigadores del Hospital 12 de Octubre lo comenzaron a estudiar con el objetivo de investigar los procesos tumorales que explican estas diferencias en función del género.

Detalles de la investigación científica

Tal y como ha anotado el Hospital, se trata de un estudio retrospectivo de pacientes con glioblastoma que se estratificó según el sexo y en el que se analizó una cohorte de 73 tumores.

Al obtener los resultados, los investigadores observaron que cuando el tumor genera necrosis, se liberan sustancias que activan el reclutamiento del sistema inmune. En el caso de los hombres, se produce una mayor necrosis, lo que genera un microambiente más tóxico y una respuesta más masiva y agresiva en términos de inflamación por parte de unas células inmunitarias llamadas MDSC que se producen en la médula ósea. Estas, en vez de atacar al tumor, ayudan a su crecimiento.

El origen de los glioblastomas más agresivos en el grupo de hombres se debe a la falta de capacidad por parte del tumor de generar vasos sanguíneos tumorales funcionales, que suplan la llegada de oxígeno y nutrientes necesarios para las células, desembocándose así la necrosis tumoral. Aun así, «lo más sorprendente», ha afirmado Segura, es que hay un grupo de hombres que «no presentan estas características tumorales» y en ellos este tumor cerebral tiene «una agresividad mucho menor, llegando a ser muy similar a la que tienen las mujeres».

Un tratamiento para mejorar la vida

Los investigadores analizaron, por otro lado, el efecto terapéutico del tratamiento Bevacizumab en una cohorte de 36 tumores en diferentes sexos. Este medicamento inhibe una molécula, llamada VEGFA, que está implicada en el proceso de generación de vasos sanguíneos tumorales.

El tratamiento ha tenido resultados positivos en otros tipos de cáncer, pero no en el glioblastoma. Aunque no alargaba la supervivencia, sí mejoraba la calidad de vida del paciente, reduciendo el déficit neurológico y la cefalea. Por ello, a día de hoy se utiliza en segunda línea.

Sin embargo, cuando dividieron a los pacientes según los grupos descritos en su estudio, por un lado, las mujeres y, por otro, los dos grupos de hombres, el resultado fue que justamente los hombres de mayor necrosis y peor supervivencia fueron los que mayor beneficio obtuvieron del tratamiento. La explicación es que el medicamento tiene un efecto positivo solo en la situación donde el tumor no genera buenos vasos y desencadena una inflamación tóxica.

Según el doctor Ricardo Gargini, del mismo grupo de investigación del i+12 y otro de los autores del artículo científico, esto significa que se puede establecer «un conjunto de biomarcadores moleculares», basados en el nivel de necrosis e inflamación del tumor los cuales podrían utilizarse para predecir «la respuesta a este tratamiento».

Por su parte, la doctora Segura ha apuntado que el siguiente paso es abrir un ensayo clínico para que Bevacizumab se administre, junto a la quimioterapia y la radioterapia, como tratamiento de primera línea en ese tipo de pacientes. Por otro lado, buscan demostrar la necesidad de estratificar los ensayos teniendo en cuenta el sesgo de sexo y, dentro de esa categoría, «de otras características que hacen que los tratamientos tengan efectos diferentes», ha concluído.

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