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Bebé no nacido en la mano de su mamá

Lu Tolstova

Aborto en menores  Médicos y asociaciones responden al TC sobre el aborto: «¿Y si muere la menor sin que sus padres lo sepan?»

Lo que vivimos es una incongruencia, puesto que en nuestro país, siendo menor de edad, no se puede conducir, votar o consumir alcohol o tabaco

El pasado 16 de febrero de 2023 la vida de los no nacidos comenzó a no valer nada. El Congreso de los Diputados aprobó una ley del aborto mucho más dañina que la que avaló en 2010 el Tribunal Constitucional (TC). Desde su entrada en vigor el 3 de marzo, numerosos ciudadanos y políticos se han posicionado en contra de esta controvertida decisión del Gobierno. Ahora, el TC ha dado un paso más. Este martes, por siete votos contra cuatro, ha avalado la reforma legal aprobada en 2023 que permite a las menores de 16 y 17 años acabar con la vida de los fetos sin permiso de los padres.

Tras la aprobación de la ley, Vox la llevó ante el Constitucional al considerar que vulneraba los principios de libertad, pluralidad y legalidad y los derechos a la vida, a la igualdad y a la libertad ideológica. Sin embargo, no sirvió. El órgano constitucional español desestimó el recurso. Desde hace un año, según los últimos datos de la Moncloa, 98.316 mujeres decidieron matar al feto.

Tras la decisión del TC, numerosas asociaciones y facultativos se han mostrado en contra de permitir a las adolescentes abortar sin el consentimiento de los progenitores, ya que es perjudicial para la protección de los derechos de los menores y la autoridad parental.

A Manuel Martínez Sellés, presidente del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid, le llama la atención que no se pueda realizar «otro tipo de intervenciones quirúrgicas en menores» sin el consentimiento de los padres, pero que se permita un procedimiento que, además de producir «la muerte del embrión o del feto», puede tener «efectos secundarios en la niña». Así, asegura que en algunos casos esto puede traducirse en «complicaciones graves, incluso potencialmente mortales».

En la misma línea, el doctor realiza un razonamiento: «¿Qué va a pasar si tras un aborto hay una infección o hay un sangrado? ¿Y si se produce el fallecimiento de la menor sin que sus padres tengan conocimiento?». Los padres no sabrán nada y les darán la noticia horas después.

Y es que lo que vivimos actualmente es una incongruencia, puesto que en nuestro país, siendo menor de edad, no se puede conducir, no se puede votar, no se puede consumir alcohol o tabaco. «Llama la atención que sí se permita abortar», denuncia el presidente del Ilustro Colegio de Médicos de Madrid.

Del mismo modo, la Asamblea por la Vida, la Dignidad y la Libertad considera que el Tribunal Constitucional no garantiza la defensa de los más vulnerables, sino que opta por respaldar «decisiones políticas que atentan contra la vida» y «los valores fundamentales de nuestra sociedad», olvidando «su verdadero propósito» de proteger los derechos y libertades de todos los ciudadanos y, sobre todo, de los más vulnerables.

Apuntan que hay que defender la vida desde la concepción, algo que no hace la ley Montero», puesto que «facilita el aborto» sin restricciones para menores, atenta «contra la dignidad de la vida humana» y promueve «una cultura de la muerte en lugar de una cultura de la vida». Así, denuncian que la exclusión de los padres en decisiones médicas tan importantes vulnera «sus derechos y responsabilidades».

Al hilo, Antonio Gasós, presidente de Provida Aragón y especialista en cirugía general y cirugía del aparato digestivo, declara que lo que ha hecho el Tribunal Constitucional es dar una licencia «para matar a sus propios hijos». Tras estas palabras, concluye: «¿Tiene un tribunal formado por seres humanos autoridad para declarar como derecho eliminar a otro ser humano? ¿Y acaso en la Constitución española no se declara el derecho a la vida como un derecho fundamental? ¿Qué parte del Amaros los unos a los otros no han entendido?».

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