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El 7 % de los casos de demencia son atribuibles a un nivel elevado de colesterol LDLEuropa Press

Identifican dos nuevos factores que se añaden a los riesgos de desarrollar demencias

La lista de factores de riesgo incluye 14 causas que, si se abordaran desde la infancia, podrían evitar o retrasar casi la mitad de los casos de demencia

Según un estudio publicado en The Lancet, la pérdida de visión no tratada en edades avanzadas y los niveles altos de colesterol LDL se han identificado como nuevos factores de riesgo asociados con el desarrollo de demencias. Este hallazgo se suma a una lista de otras 12 causas ya conocidas. La investigación, llevada a cabo por la Comisión 2024 de The Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia, formada por 27 expertos, indica que estos dos nuevos factores están relacionados con el 9 % de todos los casos de demencia.

El estudio, un metaanálisis de los últimos datos disponibles, estima que el 7 % de los casos de demencia son atribuibles a un nivel elevado de colesterol LDL alrededor de los 40 años, y el 2 % a la pérdida de visión no tratada en edades avanzadas. En total, la lista de factores de riesgo incluye 14 causas que, si se abordaran desde la infancia, podrían evitar o retrasar casi la mitad de los casos de demencia.

Los factores de riesgo previamente identificados por la Comisión Lancet 2020 incluyen niveles más bajos de educación, discapacidad auditiva, hipertensión, tabaquismo, obesidad y depresión. A estos se suman la inactividad física, diabetes, consumo excesivo de alcohol, lesiones cerebrales traumáticas, contaminación del aire y aislamiento social. Estos 14 factores están relacionados con el 40 % de todos los casos de demencia.

El nuevo informe destaca que los factores de riesgo con la mayor proporción de personas que desarrollan demencia a nivel mundial son la discapacidad auditiva y el colesterol LDL alto (7 % cada uno), seguidos por una menor educación en los primeros años de vida y el aislamiento social en la vejez (5 % cada uno).

La comisión insta a los gobiernos y a las personas a ser ambiciosos en la gestión de los riesgos a lo largo de la vida, enfatizando que cuanto antes se enfrenten y reduzcan, mejor. El informe también presenta 13 recomendaciones y cambios en políticas y estilos de vida para reducir el riesgo de demencia. Entre estas recomendaciones se encuentran proporcionar a todos los niños una educación de buena calidad y fomentar la actividad cognitiva en la mediana edad.

Otras sugerencias incluyen tratar eficazmente la depresión, reducir la exposición a la contaminación atmosférica mediante políticas estrictas de aire limpio, disminuir el contenido de azúcar y sal en los alimentos, y usar protección para la cabeza en deportes de contacto y al andar en bicicleta.

Estas medidas son «especialmente importantes» según The Lancet, ya que no solo aumentan los años de vida sana, sino que también reducen el tiempo que las personas con demencia pasan en mala salud. El estudio proyecta que, debido al envejecimiento acelerado de la población, el número de personas con demencia casi se triplicará para 2050, pasando de 57 millones en 2019 a 153 millones.

Sin embargo, en algunos países de renta alta como Estados Unidos y el Reino Unido, la proporción de personas mayores con demencia ha disminuido, especialmente en áreas socioeconómicamente favorecidas. Los autores del estudio sugieren que este descenso se debe en parte al aumento de la resistencia cognitiva y física a lo largo de la vida, así como a un menor daño vascular gracias a mejoras en la atención sanitaria y cambios en el estilo de vida, subrayando la importancia de aplicar enfoques preventivos tempranos.

El informe señala que existe una evidencia «más sólida» de que una exposición prolongada al riesgo tiene un mayor efecto y que los riesgos son más pronunciados en personas vulnerables. Por ello, los investigadores consideran «vital» intensificar los esfuerzos preventivos hacia quienes más los necesitan, incluyendo a los habitantes de países de renta baja y media y a grupos socioeconómicamente desfavorecidos. Concluyen que los gobiernos deben reducir las desigualdades de riesgo haciendo que los estilos de vida saludables sean lo más asequibles posible para todos.