El nuevo brote de viruela del mono alarma a Europa mientras sigue su propagación imparable en África
El caso en Suecia pone en alerta al viejo continente mientras África no logra contener el virus
El mpox, anteriormente conocido como viruela del mono, ha vuelto a ser declarado emergencia de salud pública de alcance internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este resurgimiento del virus, que inicialmente se había controlado tras el brote de 2022, plantea serias preocupaciones a nivel global debido a su expansión en varias regiones, incluidas zonas donde nunca antes se habían registrado casos.
Recientemente, Suecia ha confirmado su primer caso de mpox en el actual brote, marcando un hito preocupante para Europa. El paciente, ubicado en la región de Estocolmo, había viajado previamente a áreas de África donde el virus es endémico. Las autoridades suecas han señalado que, aunque el riesgo para la población general es bajo, el caso es un recordatorio de la capacidad del virus para cruzar fronteras y desafiar las barreras geográficas.
Este incidente subraya la importancia de la vigilancia y la respuesta rápida en todo el continente, especialmente en países como España, que ha sido el más afectado por el virus en Europa desde el brote de 2022. En ese brote, la mayoría de los casos europeos y norteamericanos estaban asociados a la transmisión sexual, pero la nueva variante del virus parece ser aún más contagiosa, aumentando la necesidad de medidas preventivas más amplias.
África, un foco crítico de infección
El brote actual ha sido especialmente severo en África, con la República Democrática del Congo (RDC) como epicentro. Este país ha reportado más de 15.000 casos y 548 muertes en 2024, lo que ha llevado a las autoridades locales y a la OMS a implementar una serie de medidas de emergencia. La situación es aún más crítica debido a la aparición de casos en países africanos donde la enfermedad no era endémica, como Uganda, Ruanda, Burundi y Kenia.
El aumento de la mortalidad, especialmente entre niños, es una característica alarmante de este brote, marcando una diferencia con el brote de 2022, que afectaba principalmente a hombres adultos. La OMS y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África han enfatizado la necesidad de una respuesta internacional coordinada para contener la propagación y salvar vidas.
La respuesta española y europea
En Europa, España sigue siendo el país más afectado, con más de 8.000 casos registrados desde 2022 y una transmisión que, aunque lenta, persiste. La situación ha llevado a un llamado renovado para la vacunación, especialmente entre grupos de riesgo como los hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y personas que participan en prácticas sexuales de alto riesgo. La respuesta de las autoridades sanitarias incluye la vacunación preexposición y posexposición, aunque el ritmo de vacunación ha sido desigual.
La reciente declaración de emergencia por parte de la OMS podría servir para reforzar las medidas preventivas en España y en otros países europeos. La vacunación es una de las herramientas clave para prevenir la propagación del virus, y las autoridades han instado a quienes no han completado su esquema de vacunación a hacerlo de inmediato.
Un virus sin fronteras
El brote de mpox resalta la naturaleza global de las enfermedades infecciosas en un mundo interconectado. La propagación del virus desde África a Europa y otras regiones subraya la importancia de una respuesta coordinada que trascienda fronteras. La situación en Suecia es un recordatorio de que, aunque las medidas locales son importantes, la verdadera contención del virus requerirá esfuerzos globales.
La OMS y otras organizaciones internacionales han pedido una mayor movilización de recursos para apoyar a los países africanos más afectados y evitar que el virus se propague a otras partes del mundo. Esto incluye no solo la provisión de vacunas, sino también el fortalecimiento de los sistemas de salud y la sensibilización de las comunidades sobre la importancia de la prevención.
El mpox, lejos de ser una enfermedad confinada a regiones específicas, ha demostrado su capacidad de propagarse globalmente y desafiar las capacidades de respuesta de los sistemas de salud. Con casos reportados en países como Suecia, y una situación crítica en África, es esencial que la comunidad internacional actúe de manera rápida y coordinada para contener este brote. La vigilancia, la vacunación y la cooperación internacional serán cruciales en los próximos meses para evitar una crisis sanitaria de mayor envergadura.
Síntomas y transmisión
El mpox se manifiesta a través de una serie de síntomas que suelen aparecer entre una y tres semanas después de la exposición al virus. Los síntomas más comunes incluyen la aparición de una erupción cutánea que comienza como pequeñas protuberancias y puede evolucionar a ampollas llenas de líquido o pus, acompañadas de picazón o dolor. Estas erupciones suelen comenzar en la cara y extenderse a otras partes del cuerpo, como las palmas de las manos y las plantas de los pies. Otros síntomas incluyen fiebre alta, dolor de cabeza persistente, dolor de garganta, inflamación de los ganglios linfáticos, dolores musculares y de espalda, y una fatiga extrema que deja al paciente sin energía.
La duración de estos síntomas suele ser de entre dos y cuatro semanas, con una recuperación gradual en la mayoría de los casos. No obstante, en algunos casos, especialmente entre niños pequeños o personas con sistemas inmunológicos debilitados, la enfermedad puede volverse grave e incluso mortal.
El virus del mpox se transmite principalmente a través del contacto directo con la sangre, fluidos corporales o lesiones en la piel y mucosas de personas o animales infectados. También puede propagarse mediante el contacto indirecto con objetos contaminados, como ropa, ropa de cama o superficies que hayan estado en contacto con un infectado. Aunque inicialmente se pensaba que la transmisión ocurría predominantemente por contacto sexual, la nueva variante del virus puede contagiarse a través de cualquier tipo de contacto estrecho entre personas, sin que necesariamente haya una interacción sexual.
Además, en situaciones de contacto prolongado y cercano, como en un entorno familiar, es posible la transmisión mediante gotículas respiratorias expulsadas al hablar, toser o estornudar. Esto hace que el virus sea especialmente peligroso en entornos donde las personas están en contacto cercano durante períodos prolongados.