¿Por qué los delfines llevan tres años atacando a los bañistas en Japón?
Los bañistas de las playas que flanquean la bahía de Wakasa, en Japón, está en alerta desde hace dos años. El responsable no es ningún tipo de medusa, tiburón o bacteria, sino un animal del que casi nadie esperaría a priori un comportamiento hostil o peligrosos: el simpático y sociable (no tanto en este caso) delfín.
Por tercer verano consecutivo, el peligro por la presencia de uno o varios delfines mulares agresivos ha sembrado temor en la zona. Desde que comenzaran los ataques en 2022, son ya 47 las personas que han sido atacadas, en su mayor parte con mordeduras en las manos, con la excepción de algunos casos de fracturas óseas o heridas que precisaron puntos de sutura. Casos de embestidas y mordiscos, incluso junto a pocos metros de la costa, han sido una constante mientras expertos y autoridades tratan de comprender qué está pasando.
¿Y qué está pasando? Hay varias hipótesis al respecto.
En primer lugar, pudiera ser que los humanos estén ignorando las señales de advertencia que los delfines puedan estar enviando de forma acústica ante la percepción de que se está invadiendo su hábitat.
Tampoco es para nada descartable que los ataques los esté causando un solo ejemplar, a tenor del material gráfico (fotos y vídeos) de los ataques de 2022 y 2023. Según Ryoichi Matsubara, director del Acuario Echizen Matsushima de Fukui —ciudad que linda con la bahía de Wakasa y en cuyas aguas también se han notificado hostilidades—, en todos ellos se podía apreciar al mismo delfín mular del Indo-Pacífico (Tursiops aduncus) macho. No hay registros gráficos de las agresiones ocurridas este año.
De acuerdo a Matsubara, este delfín mostraba aparentemente un comportamiento de apareamiento, ya que en varias ocasiones pareció «presionar sus genitales contra las personas». «Cuando se están apareando, los delfines pueden ser muy salvajes», dijo Putu Mustika, profesor e investigador marino de la Universidad James Cook de Australia.
Los expertos recomiendan mantener la distancia y no confiarse en exceso ante la presencia de delfines
Por otro lado, también se sabe que los cetáceos pueden llegar a ser agresivos cuando dependen de comida y no la reciben, o cuando se sienten amenazados, y hay documentados casos (no abundantes, pero sí ocasionales) de ataques contra humanos como los que llevan tres años produciéndose en esta zona de Japón.
Los expertos coinciden en que, aunque pueden ser percibidos como sociables y juguetones, conviene no confiarse en exceso de los delfines y mantener, por el contrario, la distancia oportuna debido a su imprevisibilidad.