Un hospital de EE.UU. quiere desconectar a una joven declarada con muerte cerebral a pesar de la negativa de los padres

Amber Ebanks, una joven jamaicana de 23 años, está viviendo los momentos más complicados de su vida. La estudiante de negocios, que se desplazó hasta el Hospital Montefiore del Bronx para ser intervenida el pasado 30 de julio, sufrió en quirófano un derrame intraoperatorio y un edema cerebral, afección que va empeorando con el tiempo. Dos meses después del suceso, la familia de la chica se encuentra en una batalla judicial con el centro, ya que este quiere desconectarla.

En febrero, tal como detalla Infocatolica, los doctores vieron que Amber tenía una arteriovenosa cerebral o MAV, una conexión anormal entre las arterias y las venas en el cerebro. A pesar de su anomalía y de las roturas, siempre ha podido hacer vida normal. Sin embargo, los facultativos le recomendaron someterse a «un tratamiento de embolización para coagular los vasos sanguíneos anormales de su cerebro con la esperanza de evitar nuevas roturas y daños cerebrales».

Aunque las previsiones de los expertos eran que todo saliese bien, durante el proceso de embolización una de las principales arterias que suministran sangre al cerebro de se ocluyó involuntariamente, apunta el medio católico. Esta situación provocó que el procedimiento se complicase por una hemorragia subaracnoidea. Tras esto, la llevaron a la UCI, le indujeron el coma y la trataron de estabilizar.

El 9 de agosto, una semana después de pasar por quirófano, los médicos le declararon «muerte cerebral». Sin embargo, el diagnóstico fue erróneo, ya que la paciente no había sufrido un «el cese irreversible de las funciones circulatorias y respiratorias; o el cese irreversible de todas las funciones de todo el cerebro, incluido el tronco encefálico».

Además, comenta Infocatolica, Amber también continúa teniendo funciones hepáticas y renales. Así como función digestiva, situación que no han tenido en cuenta en el hospital, ya que llevan desde el 30 de julio, día de la operación, sin alimentarla.

Por otro lado, su hermana comentó a la agencia ABC News que la tienen abandonada y «sin ningún tipo de cuidado ni higiene». Así, denunció que son algunas «de las personas más crueles que he conocido». La mayor parte de la familia de Amber vive en Jamaica. Dada la sutuación, el padre de la joven está luchando para conseguir un visado y ver a su hija. Mientras tanto, el hospital sugirió a los familiares que «se despidieran de ella por teléfono».

Al hilo, Infocatolica anota que los doctores Byrne y Thomas M. Zabiega, psiquiatra y neurólogo colegiados que han evaluado el caso de Amber, han presentado declaraciones juradas en las que afirman que «está viva», pero que ha sufrido una Penumbra Isquémica Global (PIG), una afección donde el cerebro apaga sus funciones para ahorrar energía, pero el propio tejido cerebral sigue siendo viable.

Asimismo, han aseverado que con un cuidado constante y con los medicamentos adecuados, es probable que la joven siga viviendo. Y es que lo más seguro es que tenga «una recuperación entre limitada y total de las funciones cerebrales, incluso es posible que recupere la consciencia».

Por el contrario, los facultativos del Hospital Montefiore aseguran que Amber tiene una «muerte cerebral», por lo que es recomendable «desconectarla del respirador» a pesar de las objeciones de su familia quien afirma que ha obtenido una «restricción temporal contra el hospital para mantener a Amber con soporte vital».