Expulsan a cinco enfermeras de su vestuario al quejarse de que una mujer trans se cambiaba en ellos
Las sanitarias aseguraron sentirse «deshumanizadas y desagradadas», ya que ellas no tenían por qué abandonar la habitación
Sus nombres son Bethany Hutchison, Lisa Lockey, Annice Grundy, Tracey Hooper y Joanne Bradbury, y son apodadas como las «cinco de Darlington». Estas enfermeras del grupo Darlington Memorial Hospital del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, han pasado a la historia. No por su trabajo, como sería lo lógico, sino por haber sido expulsadas del vestuario del centro al quejarse de que una mujer trans se cambiaba en ellos.
Según ha podido saber el medio británico The Telegraph, estas cinco trabajadoras, que se las ha comparado con los de Ford Dagenham que lucharon «por la igualdad salarial», recibieron una respuesta negativa por parte de fundación a al comunicar que no se sentían cómodas con la presencia de un varón cambiándose en el mismo baño que las mujeres.
En una carta emitida, las cinco enfermeras aseguraron que, durante todo este proceso, varias trabajadoras del centro, bien por sus religiones, traumas pasados o costumbres, habían sufrido ataques de ansiedad y de pánico al enterarse del acuerdo llevado a cabo entre el hombre y el centro. Así, al ver la queja generalizada, informa el diario, el Darlington Memorial Hospital, decidió expulsar a todas las mujeres que se sintieran incómodas. Para ello, habilitaron un nuevo vestuario temporal.
Tras la noticia, las sanitarias aseguraron sentirse «deshumanizadas y desagradadas», ya que ellas no tenían por qué abandonar la habitación en la que habían estado durante años para alojarse de manera «temporal» en el despacho de su jefe, el cual había sido modificado para aquellas que «se sintieran incómodas» desvistiéndose frente a su compañero que había decidido cambiarse de sexo.
Al hilo, informa The Telegraph, el grupo de enfermeras ha denunciado en un comunicado conjunto que, aunque les aseguraron desde un primer momento que sería una localización «temporal», el centro aún no ha tomado ninguna medida y no tienen noticias de cuándo volverán a la normalidad. «Cambiar en esta sala nos ha hecho sentir humilladas, avergonzadas, aisladas, marginadas, degradadas y deshumanizadas», han sentenciado.
Un espacio nada preparado
En esta situación, lo lógico sería que las trabajadoras se llevasen todas sus pertenencias al nuevo espacio preparado. Sin embargo, con una sola silla en el despacho y un colgador, se han visto con la obligación de dejar parte de su material en el otro vestuario y sus productos diarios, como champús y geles de baño, en el suelo. Una situación nada higiénica, puesto que, como han aseverado, podría ser un foco de infecciones y bacterias.
No es lo único preocupante de la situación. El habitáculo da directamente a un pasillo central y está pared con pares con habitaciones de pacientes, por lo que podrían ser vistas en cualquier momento mientras se cambian.
Un mal comportamiento
En el documento al que ha accedido el medio británico, las trabajadoras también han alertado de las palabras del director de personal, quien les advirtió de que no hicieran más acusaciones contra el hospital o su personal «en ninguna plataforma de medios». Del mismo modo, les amenazó apostillando que su «comportamiento» podría dar lugar «a medidas disciplinarias».
En una declaración conjunta, reclamaron sus derechos como mujeres y explicaron que estaban «consternadas» por la manera en que se las está «deshumanizando y humillando». Por último, han manifestado que la situación es «preocupante», ya que han priorizado «la ideología transgénero por encima de la seguridad de las mujeres».