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Las instalaciones de Planned Parenthood en Wisconsin ya no dan citas para abortar

Las instalaciones de Planned Parenthood en Wisconsin ya no dan citas para abortarGoogle Street View

Demandan a una organización proabortista por obligar a una adolescente a tomar hormonas cruzadas

Las prácticas en contra de la naturaleza del ser humano están a la orden del día. Diferentes políticos y empresas tratan de izarlo más allá de lo que la propia ciencia ofrece. Es el ejemplo de Planned Parenthood, el gigante estadounidense que ofrece servicios de aborto en todo el mundo. La organización, que desde el 1973 alienta a las mujeres a realizar estas controvertidas prácticas, ha dado un paso más en su desnaturalización del ser humano: ahora promueve y facilita hormonas cruzadas a aquellos jóvenes que sufren disforia de género. Actividad que le ha llevado a ser demandado.

Según explica Alliance Defending Freedom, un grupo de defensa legal cristiano de Estados Unidos que se ha hecho eco de la noticia, este suceso salió a la luz gracias a Christina Hineman, una joven que fue víctima de esta «atención médica que afirma el género». Gracias a la información que había recibido sobre Planned Parenthood supo que no se trataba de algo «honesto», por lo que decidió tomar medidas legales en contra de la organización.

Este negocio no es nuevo. La organización, que dice no tener ánimo de lucro, lleva nueve años realizando estas controvertidas prácticas con testosterona. Así, según ha informado The Free Press y ha recogido Alliance Defending Freedom, en menos de una década, la cantidad de sucursales que ofrecen este servicio ha aumentado a casi 450. De hecho, en 2023, más de 40.000 personas –la mayoría entre 18 y 22 años– acudieron a algunas de las oficinas para recibir este criticado y peligroso tratamiento.

Unos procedimientos llenos de mentiras

La historia de Christina Hineman comenzó en 2021, cuando acababa de cumplir 18 años. Llevaba bastante tiempo sintiéndose incómoda con su cuerpo, así que decidió acudir a uno de los centros de Planned Parenthood, concretamente el de Hudson, Nueva York, para que le dijesen qué hacer al respecto.

Se suponía que la joven acudía para charlar con profesionales y resolver o entender la disforia que decía padecer. Sin embargo, lejos de la realidad, lo único que hicieron fue escucharla durante menos de 30 minutos y recetarle un gel de testosterona. Así, tal y como explica el grupo de defensa legal cristiano, como era de esperar, el tratamiento «no funcionó» y la perjudicada reconoció que lo único que hicieron fue «levarle el cerebro».

Demanda a la organización

Tres años después de lo ocurrido, Christina ha contado a The Free Press que, en abril de 2024, decidió demandar a los proveedores de atención médica, así como a la enfermera y al cirujano de Planned Parenthood que le recetaron la testosterona y le extirparon los senos con solo 18 y 19 años, respectivamente. Esta querella, llevada por Campbell Miller Payne, es la primera del país presentada para denunciar los terribles procesos y mentiras a las que se someten las personas transgénero.

Uno de los problemas de la falta de información que sufrió Christina se vio reflejado en sus efectos secundarios, ya que el postoperatorio de la extirpación de senos no fue como le dijeron y le comenzaron a salir unos extraños bultos en las ingles.

Ahora, gracias a su experiencia trata de ayudar a otros pacientes en sus mismas circunstancias: «No quiero que los jóvenes con problemas de salud mental que luchan por encontrar su identidad se vean obligados a seguir este camino y a sentir que esta es la única opción que tienen para vivir una buena vida, porque no lo es y la gente no te lo dice en este tipo de lugares», sentenció.

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