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Médico hablando con un paciente

¿Qué palabras no deberían decir nunca los médicos a los pacientes? Un estudio da la respuesta

Los enfermos graves y sus familiares están asustados por el diagnóstico y pendientes de cada palabra que dice su médico

Largos procesos, terapias agresivas, múltiples visitas al hospital... los enfermos graves y sus familiares se enfrentan a un intenso sufrimiento emocional. Muchas veces, es complicado saber cómo afrontar la situación. Lo mismo los pasa a los médicos, ya que no siempre eligen las palabras más adecuadas para trasladar una noticia a los pacientes. Para tratar de solventar esta situación, un grupo de investigadores ha realizado una investigación, la cual determina que los facultativos deberían entablar una comunicación compasiva como parte del proceso de tratamiento.

En el estudio, publicado en la revista Mayo Clinic Proceedings, el doctor Leonard Berry, catedrático de Marketing de la Universidad A&M de Texas y coautores del Henry Ford Health de Detroit, ambos en Estados Unidos, afirman que, a pesar de los rápidos avances en el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer, la insuficiencia cardiaca avanzada y la enfermedad pulmonar terminal, persisten ciertos aspectos 'eternos' de la experiencia del paciente, como el miedo.

Asimismo, escriben que comunicar la naturaleza, la finalidad y la duración prevista de tratamientos a menudo complejos, y establecer expectativas realistas sobre lo que ofrecen, sigue enfrentándose «a experiencias atemporales de los pacientes: miedo, emociones intensas, falta de experiencia médica y la esperanza, a veces poco realista, de curarse».

La «naturaleza intensa y desalentadora de estas conversaciones» puede hacer que los médicos recurran a hábitos de comunicación aprendidos o a afirmaciones declarativas. Incluso una sola palabra puede asustar a pacientes y familiares, hacer que se sientan impotentes y, posiblemente, anular la eficacia de la toma de decisiones compartida, recuerdan.

Como es comprensible, los pacientes graves y sus familias están asustados y pendientes de cada palabra que dice su médico, señala Berry, investigador del Institute for Healthcare Improvement. Del mismo modo, afirma que la enfermedad grave no es solo una cuestión de sufrimiento físico, sino «también emocional», ya que el comportamiento del médico, incluida su comunicación verbal y no verbal, puede exacerbar o reducir «el sufrimiento emocional».

Berry señala que, con demasiada frecuencia, los médicos utilizan un lenguaje insensible al comunicar información crítica, y comúnmente lo hacen sin darse cuenta de la alarma u ofensa innecesaria que han infligido. Los pacientes y sus familias deben sentirse «psicológicamente seguros» al comunicarse con los profesionales sanitarios, afirma Berry, incluso al expresar su preocupación por el plan de tratamiento propuesto o al transmitir sus temores.

Así, han identificado las llamadas 'palabras de nunca jamás', que no deben decirse bajo ninguna circunstancia y que su identificación ayudará al especialista a darse cuenta y sustituirlas por otras. Estas son:

  • «No podemos hacer nada más».
  • «No mejorará».
  • «Retirar la atención».
  • «Está terminal».
  • «¿Quiere que lo hagamos todo».
  • 'Luchar' o 'batallar' o 'combatir' y términos relacionados con la guerra.
  • 'No sé por qué esperaste tanto para venir'.
  • «¿Qué hacían/pensaban sus otros médicos?».

En otro estudio específico sobre la atención oncológica, se preguntó a los médicos por palabras o frases que nunca utilizarían con un paciente, y los principales resultados fueron:

  • «No nos preocupemos por eso ahora».
  • «Tienes suerte de que solo esté en fase 2».
  • «Le ha fallado la quimio».

Qué deberían decir los médicos

Los profesionales sanitarios pueden entablar un diálogo invitando a los pacientes y familiares a que hagan preguntas y respondan de forma sincera y reflexiva. «Deben aprender a reconocer las palabras y frases que involuntariamente asustan, ofenden o disminuyen la capacidad de actuar y trabajar para reimaginar su propia comunicación», afirman los investigadores.

Berry afirma que esa oportunidad puede surgir cuando los médicos animan a los pacientes a hablar. «Algo tan sencillo como '¿Qué preguntas tiene para mí?', en lugar de '¿Tiene alguna pregunta?', invita a una conversación sincera», afirma.

En cuanto a las 'palabras de nunca jamás', los investigadores recomiendan un lenguaje alternativo, así como la justificación de cada una. Por ejemplo, en lugar de: 'No mejorará', el médico podría decir: 'Me preocupa que no mejore'. De este modo, el médico sustituye una firme predicción negativa por una expresión de preocupación.

El uso de palabras como 'lucha' y 'batalla' puede implicar que la voluntad puede vencer a la enfermedad y los pacientes pueden sentir que están defraudando a sus seres queridos por no luchar lo suficiente. En su lugar, los médicos podrían decir: 'Nos enfrentaremos juntos a esta difícil enfermedad' para dejar claro que los pacientes cuentan con el apoyo de un equipo.