¿Dónde se inventó el botellón?: el origen español de una de las prácticas más popularizadas en los últimos años
Aunque el fenómeno moderno tomó fuerza en octubre de 1991 tras unos disturbios en Cáceres, distintos indicios señalan a Granada como el primer lugar donde cobró fuerza esta práctica
El botellón, una práctica que consiste en reunirse en espacios públicos para socializar mientras se consumen bebidas alcohólicas, se convirtió en historia de nuestro país a finales del siglo XX. De hecho, fue tal la importancia en el desarrollo de aquella juventud que muchos estudios atribuyen el inicio de esta costumbre en nuestro propio país. Y es que aunque su origen exacto es motivo de debate, se señala a los años 80 y 90 como el periodo en el que este fenómeno comenzó a consolidarse en distintas regiones del país.
El fenómeno moderno tomó fuerza en octubre de 1991, tras unos disturbios en Cáceres provocados por la decisión de la entonces gobernadora civil, Alicia Izaguirre, de adelantar el horario de cierre de los bares.
En respuesta, los jóvenes comenzaron a reunirse en espacios públicos para evitar las restricciones, creando así un modelo de consumo más económico y menos controlado. Desde Cáceres, la práctica se extendió rápidamente por toda España. En regiones como Cantabria y el País Vasco, este hábito se conoce como «hacer litros», mientras que en Murcia es llamado «botelleo», y en Sevilla se utiliza la expresión «comprar un lote».
Tradición granadina e internacional
Aunque el botellón contemporáneo es visto como un fenómeno reciente, en ciudades como Granada tiene precedentes históricos. Según un artículo del diario Ideal de 1934, estudiantes de la Universidad de Granada organizaron una fiesta en la vía pública para pedir vacaciones, un evento que podría considerarse un antecedente del botellón actual.
Más allá de la influencia española, distintas investigaciones han detallado el botellón como un fenómeno que surgió décadas antes en distintos lugares de Sudamérica, Nueva Zelanda y Escocia.
Problema social y sanitario
Con el paso de los años, el botellón ha dejado de ser solo una forma de ocio para convertirse en un problema municipal. En ciudades como Granada, las autoridades han decidido crear comités de expertos para buscar alternativas que reduzcan el impacto de estas reuniones masivas. Los desafíos van desde el consumo excesivo de alcohol hasta problemas de ruido, suciedad y alteración de la convivencia vecinal.
Aunque inicialmente fue un fenómeno exclusivamente español, hoy el botellón ha traspasado fronteras y representa un patrón de socialización juvenil que refleja cambios en las dinámicas culturales y económicas de la sociedad. A medida que evoluciona, las instituciones buscan equilibrar las necesidad