El pasado 9 de junio, Emmanuel Macron, presidente de la República francesa, tomó la primera de varias decisiones fatales que han condenado al país galo al limbo político. La dura derrota de los macronistas en las elecciones europeas, sumado al auge de la Agrupación Nacional (RN), de Marine Le Pen, empujaron al presidente a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas anticipadas. La composición tan dividida de la Asamblea tras dichos comicios convierte en una tarea hercúlea formar un Gobierno, como ya ha experimentado en sus carnes Michel Barnier, el primer ministro designado por Macron en primera instancia. El pasado 4 de diciembre, Barnier cayó en sus funciones tras sendas mociones de censura de la izquierda y la derecha. Ahora, es el centrista François Bayrou quien tiene la tarea de recomponer un país sumamente dañado por las decisiones de Macron