Ley de Bienestar Animal
La ciencia y el mundo rural desnudan la ley animalista: «Es un proyecto ideológico que dejará nefastas secuelas»
Científicos, veterinarios, ingenieros de montes e ingenieros agrónomos, convocados por la Fundación Artemisan, muestran su rechazo al proyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los animales
María Luisa Fernández: «Con la ley animalista es más fácil eutanasiar a una persona que a un animal»
Frontal oposición del mundo científico y rural al proyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los animales, en actual tramitación e impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, en manos de Ione Belarra (Unidas Podemos).
Bajo el lema 'Una ley a espaldas de la ciencia y del mundo rural', la Fundación Artemisan ha reunido en un desayuno informativo en Madrid a científicos, veterinarios, ingenieros de montes e ingenieros agrónomos, que han mostrado su rechazo a un proyecto que han tildado de «ideológico y que tendrá nefastas consecuencias» para sectores económicos como la caza, la ganadería y la agricultura, pero también para «los propios animales» que supuestamente pretende proteger.
El presidente de Fundación Artemisan, José Luis López-Schümmer, ha abogado «por un mundo rural vivo sin tantas cargas ni imposiciones». A su vez, cree que es una norma que no resuelve ni aporta nada nuevo dada la gran cantidad de leyes en materia de protección animal que ya existían antes.
«No ha habido consenso con los representantes del mundo rural, la falta de diálogo ha sido clara, no se ha sometido al Consejo de Estado, es algo partidista e ideológico y han hablado de demanda social sin ser esto cierto», dijo, en una enumeración de los pecados. A la par, se acordó del «régimen sancionador desproporcionado» que impone. «Maltratar a un perro o a una rata tienen las mismas sanciones porque la norma equipara a todos los vertebrados».
Sin tener en cuenta la utilidad
Por su parte, Christian Gortázar, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha e investigador del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC), ha cargado contra una norma que, a su juicio, solo se ha elaborado desde las «actitudes de afecto» defendidas por el activismo animalista, sin tener en cuenta la «otra vertiente, la de la utilidad», defendidas por ganaderos, cazadores y otros sectores.
«Es un anteproyecto que tendrá efectos negativos en la biodiversidad y lesionará intereses económicos legítimos como en la ganadería y la caza».
Además, la ley animalista traerá más de un quebradero de cabeza a las ciudades. Gortázar ha puesto el ejemplo de la sobreprotección de la que gozarán las colonias felinas en las urbes: «El mantenimiento de las colonias felinas puede traer efectos indeseados porque a base de alimentarlos se puede provocar una proliferación de plagas, en Barcelona ya ha ocurrido con los jabalíes».
Tras él, la consejera del Consejo General de Veterinarios de España, María Luisa Fernández, ha lamentado la exclusión de los veterinarios de los órganos responsables de aplicar la nueva ley.
Fernández ha recordado que el texto «no permite» el sacrificio de animales «si existen tratamientos paliativos».
«Da la sensación de que es más fácil hacer la eutanasia a una persona que a un animal, tal y como está la normativa», ha añadido.
Diferentes tipos de animales
El representante de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Carlos Estarán ha incidido en la necesidad de que la ley diferencie entre «animales de protección» y «mascotas», y ha insistido en que de ninguna manera se pide que los primeros queden desprotegidos, sino que es imprescindible que se legisle teniendo en cuenta su actividad.
«No hay diferenciación entre el perro pastor y la mascota, es una ley con una visualización un poco urbanita de lo que es el animal de compañía y eso destroza el concepto de ganadería extensiva, a la que se dedica mucha gente en España. Es una ley que va en contra de la producción».
Carlos del Álamo, del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, se ha quejado de la gran ambigüedad en la que incurre la citada norma, y ha alertado de la errónea terminología que utiliza pues equipara a las personas con los animales.
Finalmente, el ex director de la Estación Biológica de Doñana, considerado como el último gran biólogo y naturalista de España, Javier Castroviejo, ha cerrado el acto señalando la incongruencia de que la ley que se pretende sacar adelante va a acabar eliminando 'derechos' de los que ya gozaban los animales. «Es una ley opaca y arbitraria y lo que es peor, se ensaña con los débiles, es decir, los ciudadanos, y no toca a los poderosos y a las grandes multinacionales».