La quema de sustancias tóxicas de un tren descarrilado activa las alarmas en EE.UU.
Los aparentes intentos del Gobierno por ocultar el desastre ya han llevado a algunos usuarios a hablar del «Chernóbil estadounidense»
La pequeña localidad de East Palestine, en Ohio (EE.UU.), vive desde el pasado lunes jornadas de incertidumbre. Ese día, el 6 de febrero, las autoridades locales liberaron de forma supuestamente controlada material tóxico con riesgo de explosión de un tren de la empresa Norfolk Southern siniestrado tres días antes. Para hacerlo, emitieron una orden de evacuación en un radio de una milla (1,6 kilómetros) desde el lugar del accidente. Pero el potencial destructivo de las sustancias químicas en la cantidad liberada se desconoce con certeza, y algunos usuarios ya lo definen como el «mayor desastre natural» en la historia del país.
Las autoridades apenas han proporcionado información al respecto, o no tanta como la que sería esperable en un incidente de estas características. Más de 50 vagones, aproximadamente la mitad de los que componían el convoy, quedaron destrozados, provocando así un enorme incendio. De todos ellos, una quinta parte contenía materiales tóxicos.
Los servicios de emergencia trataron sin éxito de controlar el fuego. Ante la expansión, el gobernador, Mike DeWine, activó las alarmas: «Existe la posibilidad de una falla catastrófica del camión cisterna que podría causar una explosión con una metralla mortal en un radio de una milla». Aparentemente, el fuego comenzaba a acercarse a 14 vagones cisterna llenos de cloruro de vinilo, una sustancia cancerígena y tan volátil que no permitía siquiera desviarla hacia otros tanques. Solución: la quema.
A lo largo de la semana pasada, los temores fueron creciendo. A la nube de humo extremadamente tóxico se añadían la muerte de peces después de que otras sustancias químicas del tren acabaran filtradas hacia las vías fluviales cercanas. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) señaló que, aunque se habían «tomado medidas» para minimizarlo, la atención se había enfocado sobre todo en la «protección» del agua potable, que según la EPA no se había visto afectada. A finales de la semana pasada, la agencia afirmó que el resto de los marcadores de contaminación habían recuperado la normalidad.
¿Se trata esto de un Chernóbil? Aún es pronto para saberlo, pero algunos usuarios ya lo califican como tal no solo por su magnitud, sino por los aparentes intentos del Gobierno por ocultarlo, incluida la detención de un periodista que informaba sobre el asunto desde el terreno el pasado día 4. Entre tanto, los hay incluso que enfilan la vía conspiranoica y ven en la llamada 'crisis de los OVNI' de los últimos días una cortina de humo para desviar la atención del accidente.