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El presidente de Asaja, Pedro BaratoPaula Argüelles

Entrevista

Pedro Barato (Asaja): «La UE debería implementar su normativa verde con más investigación y menos ideología»

Pedro Barato Triguero, presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, explicó a El Debate cómo la normativa medioambiental europea está perjudicando al sector ganadero español

La industria ganadera en España sufre desafíos por las nuevas normativas medioambientales de la Unión Europea. Entre ellas, se destaca la revisión de la Directiva sobre Emisiones Industriales, que impone mayores exigencias medioambientales en granjas porcinas, avícolas y de vacuno, buscando reducir emisiones de metano y amoniaco.

También existe una normativa sobre bienestar animal en las granjas, que exige planes de bienestar animal adaptados a cada explotación, reforzando la protección de los animales y modificando prácticas en granjas de cerdos, aves y otros animales, pero perjudicando a los ganaderos que gestionan estas granjas.

Frente a este panorama, Pedro Barato Triguero, presidente nacional de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) explicó a El Debate el impacto real que tienen sobre España las políticas medioambientales europeas.

–¿Cómo están afectando las regulaciones medioambientales de la UE a la industria ganadera española?

–Las medidas de la Unión Europea, particularmente en lo que respecta a las emisiones de nitrógeno, están presentando desafíos para la industria ganadera en España. Estas decisiones carecen de una base sólida en investigación científica y no han sido acompañadas de una evaluación adecuada de sus posibles consecuencias.

Se están imponiendo restricciones y prohibiciones que no se aplican en países terceros, lo que podría llevar a una deslocalización de la producción ganadera española y europea hacia otras regiones del mundo donde estas restricciones no existen. Esto resulta preocupante porque revela una tendencia a tomar decisiones basadas más en ideologías que en evidencia científica. Hemos visto situaciones similares con políticas anteriores como la PAC, donde las decisiones parecían más motivadas por preocupaciones medioambientales que por un análisis riguroso de sus impactos.

–¿Cómo pueden los ganaderos españoles mantener su competitividad?

–La competitividad se ve amenazada no solo por las restricciones impuestas sino también por la necesidad de adaptarse rápidamente a un panorama regulatorio en constante cambio. A pesar de estos retos, no podemos simplemente aceptar estas condiciones sin cuestionarlas.

Es crucial que trabajemos activamente para abogar por un enfoque más equilibrado. Esto implica dialogar con eurodiputados, la Comisión Europea y el Ministerio de Agricultura español para transmitir la importancia de tomar decisiones basadas en ciencia y en la realidad del sector. Los ganaderos están comprometidos con la sostenibilidad y el bienestar animal, pero estas metas deben alcanzarse de manera gradual y realista.

Por ejemplo, cambios drásticos en el tamaño de las explotaciones ganaderas pueden tener un impacto en los precios de los alimentos y en la viabilidad económica de las granjas. Necesitamos encontrar un equilibrio entre las prácticas sostenibles y la capacidad de mantener precios razonables para los consumidores.

Como representante de una de las principales organizaciones agrarias del país, estoy comprometido a desafiar estas normativas cuando no reflejan la realidad del sector ganadero y buscar soluciones viables y sostenibles.

–¿En qué aspectos específicos están impactando las medidas de la Unión Europea a los ganaderos?

–Actualmente, la principal preocupación gira en torno a la Ley de Bienestar Animal, la cual está siendo debatida y tiene varias facetas. Una de ellas es el transporte de animales. Si las regulaciones propuestas se implementan, afectarán aspectos como la temperatura permitida para el transporte y las dimensiones de las jaulas, lo que restringiría significativamente la capacidad de los ganaderos para transportar animales, especialmente en climas cálidos.

El sector ganadero español, especialmente la ganadería extensiva, está muy preocupado y podría desaparecer si no se atiende pronto

Además, se están proponiendo cambios en las horas máximas de transporte, lo que tendría un impacto directo en la logística y los costos. Estas regulaciones también podrían afectar el tamaño de las explotaciones ganaderas, con posibles impactos inmediatos en los sectores avícola y de conejos, seguidos por el porcino y el bovino.

–¿Cómo es el estado del ánimo entre los ganaderos españoles? ¿Está contribuyendo la interferencia europea a que sea una profesión menos atractiva?

–El ganadero español en la parte más intensiva de la ganadería está bien informado. Sin embargo, en la ganadería extensiva, las preocupaciones son diferentes. Están preocupados por el precio de los piensos, el precio de la leche y por la climatología, ya que dependen más del clima que las explotaciones ganaderas en naves, que dependen más del precio de los insumos.

El sector ganadero español, especialmente la ganadería extensiva, está muy preocupado y podría desaparecer si no se atiende pronto debido a factores como la falta de mano de obra, falta de rentabilidad y limitaciones como la falta de pasto y climatología adversa. En cuanto al mercado lácteo, en España, que es un país deficitario en este sector, deberíamos considerar el precio de la leche de vaca no como un commodity, sino asegurando su rentabilidad. Cuando se han mantenido los precios justos después de la pandemia, la situación ha mejorado. Pero la reducción de precios afecta negativamente el sector.

En España, la ganadería, particularmente el sector porcino, es reconocido mundialmente. Es esencial ofrecer soluciones sostenibles, como la economía circular y el uso de biogás.

–¿Se le ocurre algún ejemplo de una normativa que no haya estado bien investigada y ahora está perjudicando al sector?

–En España contamos con investigadores e instituciones académicas de alta calidad. Confío en lo que dicen nuestros investigadores, pero mantengo cierto escepticismo respecto a lo que dicen los políticos. Los debates sobre biotecnología, por ejemplo, deberían basarse en evidencia científica. Apoyaría lo que dicen universidades reconocidas como Lovaina, París o Madrid, incluso si no me agrada.

Sin embargo, los problemas surgen cuando ciertos grupos de presión y lobbies con intereses ideológicos influyen en las decisiones. Estamos realizando investigaciones importantes, como en el aceite de oliva para la prevención del cáncer de mama y enfermedades coronarias. Respecto a la política agrícola común, estamos solicitando informes que evalúen su impacto en el sector.

La ley de la restauración de la naturaleza, que afecta al 40% del territorio español, traerá prohibiciones y limitaciones. Es crucial evaluar las consecuencias de estas leyes en el empleo y en la economía.

Es crucial abordar las consecuencias de las políticas actuales y buscar soluciones que no comprometan la seguridad alimentaria de Europa

–¿Cómo pueden los ganaderos equilibrar las demandas de producción con los requisitos europeos?

–Primero, no aceptando estas normativas sin cuestionarlas. Segundo, denunciando las situaciones adversas. Tercero, advirtiendo que estas normativas aumentarán significativamente los costos.

Los precios de los alimentos, que han sido razonables y accesibles, se verán afectados. Por ejemplo, el precio del pollo podría triplicarse debido a restricciones en las granjas. Si en una granja donde tengo 33.000 pollos solo puedo tener 11.000, las consecuencias serán claras. Necesitamos trabajar con los gobiernos para facilitar la vida del ganadero, aplicando principios racionales y sin carga ideológica.

–Ante el panorama regulatorio de la UE, ¿cuál es la visión de ASAJA sobre el futuro a largo plazo de la ganadería en España?

–En ASAJA nos resistimos a aceptar los planteamientos y limitaciones impuestos por la Unión Europea. Es crucial abordar estos desafíos desde nuestro país, buscando alternativas que eviten un posible desastre.

Nuestro objetivo es asegurar un futuro mejor y más cierto para la ganadería. Cualquier nueva normativa debe basarse en evidencia científica y ser implementada en un marco de tiempo razonable. Nos comprometemos a mejorar las condiciones, pero con los recursos adecuados.

Por ejemplo, la digitalización de las explotaciones no es viable sin la infraestructura necesaria, como la cobertura de móvil. Desde ASAJA, seguiremos trabajando para asegurar un futuro más estable para la ganadería, ofreciendo más servicios y personal para influir de manera profesional en la toma de decisiones.

Es crucial abordar las consecuencias de las políticas actuales y buscar soluciones que no comprometan la seguridad alimentaria de Europa. La ley de la restauración de la naturaleza y la Ley de Bienestar Animal son ejemplos de normativas que requieren un análisis cuidadoso. Debemos evitar dependencias alimentarias externas y asegurar la igualdad de condiciones en la aplicación de normativas sanitarias y laborales.