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El presidente de la COP28, Sultan Ahmed Al Jaber, se prepara para una sesión durante la cumbre climática

El presidente de la COP28, Sultan Ahmed Al Jaber, se prepara para una sesión durante la cumbre climáticaAFP

COP28

Finaliza la cumbre del clima con un acuerdo para abandonar los combustibles fósiles: ¿Es posible hacerlo?

Ha estado marcada por la controversia por el lugar elegido y las tensiones para lograr un pacto debidas a la oposición de Arabia Saudí y otros países árabes cuya economía depende de los hidrocarburos

Este miércoles se ha clausurado la cumbre del clima (COP28) que se ha venido celebrando en Dubái desde el pasado 30 de noviembre. Una reunión que comenzó con polémica por su ubicación, Emiratos Árabes Unidos (EAU), un país cuya economía depende del petróleo y con altos niveles de contaminación.

Una controversia que salpicó también al presidente de la COP, Sultan Al Jaber, por ser también director de la compañía petrolera estatal de EAU, Abu Dhabi National Oil Company (Adnoc). A pesar de este conflicto de intereses, Al Jaber ha continuado en su puesto hasta el final con un tono conciliador, llegando a expresar querer «la mayor ambición posible» en el acuerdo sobre combustibles fósiles después de haber recalcado en varias ocasiones que estos no causaban ningún tipo de calentamiento global.

La cumbre ha servido, a pesar de las diferencias entre países, para promover por primera vez que el mundo haga una «transición» para abandonar los combustibles fósiles. El texto señala que la comunidad internacional «reconoce la necesidad de profundas, rápidas y duraderas reducciones de gases de efecto invernadero», y para ello «pide a las partes que contribuyan» con una lista de acciones climáticas, «de acuerdo a sus circunstancias nacionales».

La primera de ellas es triplicar la capacidad de energías renovables y duplicar la eficiencia energética media de aquí a 2030. De la misma forma, se propone reducir progresivamente el carbón, acelerar el uso de combustibles con cero o bajas emisiones y efectuar una transición de los combustibles fósiles de una manera justa, ordenada y equitativa.

Y es aquí donde ha habido más problemas para llegar a un acuerdo. Las diferencias han permanecido en todo momento en torno al vocabulario que se iba a utilizar en el pacto final: una «eliminación», una «reducción gradual» de su uso o una combinación de todos esos términos.

Arabia Saudí e Irak, dos grandes potencias petroleras, mostraron públicamente su oposición a esta senda subrayando que «nada indica» que deba abandonarse completamente el petróleo, el gas o el carbón para cumplir con el objetivo de +1,5 ºC. La propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) –que engloba a 13 naciones– mostró su oposición a cualquier acuerdo dirigido a la reducción de los combustibles fósiles, algo que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, calificó como «repugnante».

Si bien el resultado final no ha llegado a la «eliminación gradual» que pedían los más exigentes, sí que abre nuevas vías y marca un antes y un después al mencionar por primera vez la intención de alejarse del petróleo y el gas. No obstante, el texto deja abiertas «puertas traseras», como el uso continuado de gas o la utilización de tecnologías controvertidas para almacenar y capturar CO2.

Aunque no menciona la supresión, sino una transición, el objetivo sigue siendo cuanto menos ambicioso. La mayoría de países europeos sí que llevan años haciendo un esfuerzo por ir dependiendo cada vez menos de los combustibles fósiles al apostar por las energías renovables, pero desde la OPEP, máximos exportadores de petróleo que no tienen intención de pasarse a las energías limpias, lo ven como un objetivo «poco realista». Consideran, de hecho, que hasta 2045 continuará aumentado la demanda.

Otros puntos del acuerdo

En el texto final de la cumbre se han incluido también otras medidas. Entre ellas, pedir a la ONU la organización de un «diálogo anual sobre el balance de medidas» contra el cambio climático a partir de junio 2024 o el compromiso de que para 2030 todas las partes «habrán realizado evaluaciones actualizadas de los peligros climáticos, los impactos del cambio climático y la exposición a riesgos y vulnerabilidades».

Los países han acordado que de aquí a cuatro años deberán haber establecido «sistemas de alerta temprana contra riesgos múltiples, servicios de información para la reducción de riesgos y observación sistemática» del cambio climático y para 2030 habrán avanzado en la implementación de sus planes, políticas y estrategias nacionales de adaptación.

Asimismo, se han anunciado las próximas sedes que acogerán la Conferencia de Partes. El año que viene será Azerbaiyán el país anfitrión, mientras que la COP30 tendrá lugar en Brasil, que ya confirmó que se celebrará en la región amazónica, en Belén.

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