China necesitaría diez veces más instalaciones de energía verde para alcanzar la neutralidad climática
Todos los países del mundo se encuentran inmersos en un esfuerzo común por disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Sin embargo, algunas áreas del planeta se están implicando más que otras en esta misión, generando desigualdades muy notables.
Europa, por ejemplo, se encuentra a la cabeza de esta transición ecológica. De hecho, los considerados como 10 países más sostenibles del mundo se encuentran en el Viejo Continente, encabezados por Dinamarca, Reino Unido y Finlandia.
En el lado opuesto encontramos a China. El segundo país más poblado del mundo –el primero es ya India– es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del planeta. Pese a fomentar las energías verdes en los últimos años, el gigante asiático también ha seguido construyendo centrales térmicas, por lo que no ha abandonado los combustibles fósiles.
Esta ambición de producir energía para satisfacer a una población en continuo crecimiento hace que continúen apostando también por las energías no renovables que, sin embargo, en Europa se están intentando erradicar. José Manuel Viñas, meteorólogo de Meteored, comentaba a El Debate que la potencia tiene que «apostar por todo, sea o no renovable», para garantizar el suministro y la seguridad energética. «El problema es que ese crecimiento tiene un gran impacto, aparte de ser insostenible», lamentaba.
El líder chino, Xi Jinping, tiene una obsesión por producir más y más electricidad ante el temor de quedarse sin abastecimiento. estableció el período comprendido entre los años 2026 y 2030 para alcanzar un pico de emisiones de carbono y lograr la neutralidad del mismo para 2060. Sin embargo, mientras Occidente trata de descender las emisiones de dióxido de carbono con restricciones y cambios profundos, las políticas medioambientales no parecen acompañar al gigante asiático.
Un horizonte complicado
A pesar de las intenciones del líder comunista chino, investigadores de la Universidad Tsinghua de Beijing (China) y de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han realizado un estudio que analiza los retos de China para alcanzar esta neutralidad de carbono en 2060 y los esfuerzos para conseguirlo son numerosos.
Según el informe, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, China tendrá que construir entre ocho y diez veces más instalaciones de energía eólica y solar de las que existen actualmente en el país. De igual manera, alcanzar la neutralidad de carbono también requerirá una importante construcción de líneas de transmisión.
Otra de las conclusiones clave es que las políticas de uso de la tierra de China también tendrán que ser más coordinadas y enfocadas a escala nacional en lugar de dejarse en manos de los gobiernos locales. Esto se debe a que el 80 % de la energía solar y el 55 % de la energía eólica tendrán que construirse dentro de 160 kilómetros de los principales centros de población.
El modelo muestra que China necesitará construir de dos a cuatro teravatios de capacidad solar y eólica. También será necesaria la construcción de un almacenamiento de energía a nivel de teravatios. La transmisión de voltaje ultraalto entre las provincias del país debería duplicarse o triplicarse para garantizar que el suministro de energía llegue donde se necesita.
Abandono del carbón
Para lograr la neutralidad de carbono el país deberá abandonar también el uso de carbón. Algo que, a día de hoy, parece no estar entre los planes del ejecutivo comunista. Y es que los diferentes gobiernos locales chinos aprobaron construir más centrales de carbón en los primeros tres meses de 2023 que en todo el año 2021, según revelan documentos oficiales y recoge la ONG Greenpeace. Algo que, según Xie Wenwen, responsable de la organización, «puede provocar catástrofes climáticas».
Para contextualizar, en 2022 China produjo cerca del 60 % de su electricidad a partir del carbón. Un porcentaje que se incrementó a partir de 2021, momento en el que el país sufrió importantes cortes de energía que provocaron el caos, con viviendas y fábricas completamente incomunicadas. Otro factor es que, según se explica en el informe publicado por el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, la tecnología para poder almacenar energía verde «aún no está lo suficientemente madura como para implementarse a la escala considerada esencial» para los planes de China de expandir el uso de energía renovable.