Medio ambiente
Ribera quiere instalar placas solares en los pantanos y Aragón encabeza la oposición: «No en nuestros embalses»
El Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), aún pilotado por Teresa Ribera, quiere dar un paso más en su política de descarbonización al instalar placas solares flotantes en los embalses de nuestro país. Una medida que se anunció hace más de dos años y que, previsiblemente, tendrá luz verde antes del mes de agosto.
La ministra, que fue candidata por el PSOE al Parlamento Europeo y que, por tanto, se prevé que abandone su puesto en el Ejecutivo más pronto que tarde, defendía esta iniciativa en el Senado como una «solución relevante» para seguir dando pasos en la transición energética.
La instalación de placas fotovoltaicas en los embalses ampliará el catálogo de tecnologías renovables disponibles y contribuirá, según el Miteco, a aumentar la capacidad de generación eléctrica de origen renovable. Sus defensores añaden que estas presentan un mejor rendimiento energético que las terrestres gracias a los efectos de enfriamiento del agua y la disminución de presencia de polvo, entre otros aspectos.
De igual manera, el informe que publicaba el ministerio del ramo en 2022 exponía que la energía solar flotante puede contribuir a una reducción de la evaporación, ya que los paneles solares proporcionan sombra y limitan el efecto de la evaporación, lo que se entiende de especial importancia en medios áridos, así como la reducción o eliminación del sombreado de los paneles por su entorno, o la no necesidad de una preparación importante del terreno. Asimismo, la sombra proporcionada por estos solares flotantes también ayuda a reducir la presencia de floraciones de algas en cuerpos de agua dulce.
Un centenar de embalses
Oposición a la medida
A pesar de los beneficios que enumera el Miteco, algunas comunidades como Aragón ya se han levantado contra la medida. Su presidente, el popular Jorge Azcón, ya subrayó que la comunidad produce energía «más que suficiente» y que, en todo caso, hay muchos espacios para poner placas solares, pero «no en nuestros embalses».
Azcón destacó que está «radicalmente en contra» de la instalación de placas fotovoltaicas en los embalses aragoneses: «Los embalses de nuestra comunidad autónoma necesitan agua, no placas fotovoltaicas», aseveró. Además, aprovechó para situarse al lado de los profesionales del sector primario: «Lo que queremos es agua para los agricultores y que se impulsen las obras de infraestructura necesarias para que se puedan poner hectáreas de regadío en nuestra comunidad», defendió.
Algo en lo que la oposición aragonesa coincide con el PP. Los socialistas de la región, todavía encabezados por Javier Lambán, han mostrado su disconformidad con esta iniciativa, al igual que otros partidos como Aragón Existe, la Chunta Aragonesista y Vox. A su vez, los regantes, los alcaldes de las localidades afectadas y los empresarios turísticos también se oponen, ya que creen que la instalación de placas tendrá un impacto visual e impedirá la realización de actividades acuáticas como pádel surf, kayak o piragüismo.
En declaraciones a Heraldo, la Asociación de Amigos del Río y de los Espacios Naturales destaca que están a favor de la energía solar, «pero su desarrollo a gran escala debería hacerse en zonas industriales, lugares degradados o fuertemente humanizados y no en espacios naturales».
Otras comunidades ya lo aplican
Frente al rechazo por parte de Aragón, otras regiones ya vienen aplicando ideas como esta desde hace tiempo. Es el caso de la Comunidad de Madrid que, a través del Canal de Isabel II –la empresa pública que acomete la gestión del ciclo integral del agua en casi la totalidad de la comunidad–, es pionera en la instalación de placas solares en aguas remansadas.
Así ocurre en el municipio de Torrelaguna, donde 3.700 módulos fotovoltaicos flotantes cubren una superficie de 11.600 metros cuadrados. Desde la empresa de aguas se ponen en relieve los beneficios de esta medida para el medio ambiente, ya que coinciden con el ministerio en que evita la proliferación de algas y bacterias y previene la erosión de las orillas al mitigar las rachas de viento más fuertes.