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28 de septiembre de 2024

Ganado vacuno pastando

Ganado vacuno pastandoEFE

El mito de la contribución de las vacas al cambio climático: «Apenas representa el 5 % de las emisiones»

Muchos centran sus discursos en disminuir el consumo de carne y adelgazar la actividad ganadera, pero su contribución a los gases de efecto invernadero es irrisoria

Desde hace tiempo, algunos sectores de la sociedad han optado por criminalizar a la ganadería atribuyéndole la culpabilidad del calentamiento global. Si bien es cierto que el metano (CH4) que emiten los rumiantes contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero, el porcentaje es irrisorio comparado con otras actividades humanas.

Para empezar, es necesario aclarar que, contario a la creencia común, las vacas producen este tipo de emisiones a través de sus eructos, y no de sus flatulencias. Tal y como explican desde la NASA, estos se generan como parte de la fermentación entérica, proceso digestivo de convertir los azúcares en moléculas simples para su absorción en el torrente sanguíneo, lo que produce metano como subproducto, aunque un pequeño porcentaje de metano también se expulsa a través del intestino.

Lo cierto es que el metano es un gas de efecto invernadero muy potente, ya que un kilo de metano liberado a la atmósfera tiene el mismo potencial de calentamiento que 25 kilos de dióxido de carbono (CO2). Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), todas las vacas del planeta liberan a la atmósfera 100 millones de toneladas de metano al año, a lo que hay que sumarle los 2.500 millones relacionados con esa actividad ganadera.

No obstante, esta cifra es irrisoria si la comparamos con los 50.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero que se emiten cada año, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Por tanto, la ganadería bovina contribuye aproximadamente en un 10 % a estas emisiones, de los cuales los gases que emiten las vacas se reducirían a solo el 5 %. Es por ello que desde muchos sectores ven innecesario reducir el número de cabezas de ganado o el consumo de carne en nombre del medio ambiente, ya que su aportación no es clave.

David Yáñez-Ruiz, investigador del CISC especializado en el estudio de las emisiones de metano de la ganadería, explicaba a Campo Galego que, en el caso de los rumiantes en España, el CH4 supone 12,2 % de las emisiones totales, de ellas el 41 % lo produce la fermentación entérica por rumiantes, «por lo que la contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero totales en España del metano de todos los rumiantes (vacuno, ovino y caprino) es del 5 %».

Tal y como subraya, «tiene una contribución importante, pero parcial y mucho menor a la que tienen otras fuentes». «Entiendo que cuando aparece en prensa parece que se exagera, pero es necesario e importante dar los datos exactos para poder comparar con otras fuentes», expone al medio gallego.

Vacuna para disminuir el metano

Este mismo investigador forma parte del centro Estación Experimental del Zaidín (EEZ) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este será beneficiario de parte de los 12 millones de euros que Jeff Bezos, presidente ejecutivo de Amazon, ha donado a cuatro centros de investigación internacionales cuyo propósito es apoyar la investigación y desarrollo de una vacuna que pueda frenar las emisiones de metano procedentes del ganado.

Yáñez-Ruiz expone, en una entrevista con Antena 3, que si está bien desarrollada, «puede aplicarse de manera universal, de manera que se reduzca la producción de metano sin afectar a su digestión». El desafío es lograr que el animal desarrolle una respuesta inmunitaria frente a ciertos microorganismos presentes en el aparato digestivo de las vacas, ya que son ellos quienes generan el gas metano.

Este proceso no busca interferir en la digestión del animal. «La vacuna actuará sobre una estructura específica del microorganismo productor de metano, de modo que el animal reconozca que estos microorganismos deben disminuir su actividad», detalla Yáñez-Ruiz, señalando que estos microorganismos «colonizan el tracto digestivo y no deberían estar ahí».

En respuesta, las vacas, generarán anticuerpos contra dichos microorganismos. En rumiantes como vacas, ovejas y cabras, la mayor parte de estos anticuerpos llegan al sistema digestivo a través de la saliva. «Una vaca produce entre 80 y 120 litros de saliva al día, y es por medio de ella que los anticuerpos ingresan al aparato digestivo», explica. La vacuna tiene como objetivo aumentar la cantidad de estos anticuerpos sin afectar el sistema digestivo, lo que permitiría reducir en un 30 % las emisiones contaminantes.

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