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Imagen de un ailanto en una calle

Imagen de un ailanto en una calleCreative Commons

El árbol invasor prohibido que se expande por España y supone una amenaza para las especies autóctonas

Se trata de una especie ornamental muy utilizada en jardines públicos en el sur de Europa, pero que es originaria de China

La globalización ha provocado que hasta el último rincón del mundo pueda estar comunicado con el resto, facilitando así el transporte de mercancías. Pero aunque esto pueda tener efectos positivos a nivel económico y cultural, también trae consigo puntos negativos que tienen que ver con el medio ambiente.

En concreto, la dispersión de especies autóctonas a otros lugares del mundo se ha vuelto cada vez más común. Plantas, peces, insectos u otro tipo de animales que penetran en un ecosistema que no es el suyo y arrasan con la flora y la fauna oriunda de aquellos lugares.

En nuestro país, todas ellas se agrupan en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, entre las que encontramos mamíferos como el coipú o el mapache, algas como la asiática, peces como la perca de río o el pez escorpión, y plantas como la mimosa o la hierba de la pampa.

En este último grupo se halla también el ailanto (Ailanthus altissima), también llamado árbol del cielo. Se trata de una especie ornamental muy utilizada en jardines públicos en el sur de Europa, pero que es originaria de China, desde donde se trajo a mediados del siglo XVIII debido a su crecimiento rápido.

¿El problema? Que al igual que en Australia o Estados Unidos, en España este árbol es una especie invasora que supone una amenaza grave para las especies autóctonas. De esta forma, está prohibida su introducción en el medio natural, así como su posesión, transporte, tráfico y comercio.

Tanto sus hojas como su corteza tienen efectos alelopáticos, es decir, producen compuestos bioquímicos que influyen en el crecimiento, supervivencia o reproducción de otros organismos. Entre sus beneficios, destaca su resistencia a la sequía, temperaturas extremas y atmósferas contaminadas, así como a la insolación plena y a la sombra, y poco exigente respecto al sustrato.

Su principal vía de introducción, según informa el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) en el citado catálogo, es voluntaria con fines ornamentales. Una vez introducida, se expande de forma natural gracias al viento, los vehículos, el agua o las plantas.

Habita en cunetas o escombreras

A pesar de estar catalogado como invasor, este árbol se ha extendido ya por buena parte de España. Es más habitual en Cataluña y Comunidad Valenciana, pero está ampliamente naturalizado en casi todas las zonas no muy frías de la Península, habitando, por lo general, en cunetas, taludes, áreas periurbanas, escombreras, jardines abandonados, riberas degradadas, etc.

La Comunidad de Madrid difundió hace unos años un aviso en el que se recordaba que no se puede tener ailanto en los jardines particulares, ya que está presente en la Sierra de Guadarrama. El jefe del Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, Miguel Higueras, subrayó en una entrevista en Onda Cero que el ailanto es «un monstruo que crece más rápido y donde no lo hacen otras especies. Degrada el suelo y libera sustancias alelopáticas que afectan a otras plantas».

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