El aguacate, la fruta de moda con un controvertido impacto medioambiental
Se trata de una fruta que ha ido ganando relevancia en los hogares españoles en los últimos años. Hablamos del aguacate, cuyo árbol del mismo nombre (Persea americana) es originario de Mesoamérica, en concreto de las partes altas del centro y este de México, Guatemala y El Salvador, evidenciándose sus primeros usos en Coaxcatlán hace unos 10.000 años.
Su gran demanda –el 56 % de los españoles come al menos un aguacate a la semana– ha hecho que actualmente se cultive en lugares con climas tropical y mediterráneo de todo el mundo, y es que el mercado europeo demanda una media de entre 5.000 y 5.500 toneladas de aguacate a la semana. España se coloca como el primer país productor del Viejo Continente, hasta el punto de que muchos agricultores se han convertido al monocultivo de este árbol.
Pero su cultivo entraña también algunas sombras. Como la mayoría de plantaciones, utilizan fertilizantes y combustibles fósiles. Esto, unido a que tienen rendimientos de cosecha menores que otros cultivos, hace que tenga una huella de carbono por kilo de fruta mayor que el de otras.
En concreto, los aguacates tienen una huella de alrededor de 2,5 kg de CO₂ equivalente (kg de CO₂e) por kg, casi el doble que los plátanos (0,9 kg de CO₂e) y cinco veces más que las manzanas (0,4 kg de CO₂e), aunque solo supera por poco a los tomates (2 kg de CO₂e).
Es necesaria mucha agua
No obstante, el cultivo de aguacate está también muy cuestionado por su uso de agua. Los árboles que dan este fruto necesitan cerca de 1.000 litros por kilo –unos 350,5 litros por fruto–, superando con creces a las cantidades de este líquido tan preciado necesarias para la producción de otro tipo de frutas y verduras. Solo otro alimento muy consumido en el mundo, el arroz –en este caso un cereal–, superaría al aguacate.
Este tipo de árbol se suele cultivar, además, en territorios con déficit hídrico, como México y California en América o Andalucía y Valencia en España, donde normalmente escasea el agua.
La deforestación también es otro de los problemas asociados al cultivo de aguacates. En algunos países productores, como México, se ha procedido a despojar terreno de plantas forestales para poder satisfacer la demanda global. La expansión de aguacatales en regiones forestales, especialmente en el estado mexicano de Michoacán, está afectando áreas de bosques nativos y poniendo en riesgo la biodiversidad local, incluyendo hábitats de especies endémicas y de migración, como la mariposa monarca.
Conscientes de todos estos problemas, algunos agricultores y organizaciones están buscando prácticas de cultivo de aguacate más sostenibles. Entre estas iniciativas, se encuentran el riego eficiente, la rotación de cultivos, la reducción de pesticidas y fertilizantes, y la implementación de certificaciones sostenibles que garanticen prácticas agrícolas responsables y amigables con el medio ambiente.