COP29
La cumbre del clima comienza con divergencias sobre una nueva financiación contra el cambio climático
Tanto climatólogos como ecologistas presentes en la conferencia abogan por multiplicar al menos por diez la actual cifra
La 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) inició el lunes en Bakú, Azerbaiyán, con la meta de alcanzar un acuerdo sobre la financiación necesaria para ayudar a los países más vulnerables ante los efectos del cambio climático. Este evento anual reúne a representantes de casi todos los países del mundo para discutir y coordinar medidas globales contra el cambio climático. En esta ocasión, las negociaciones se desarrollan en un contexto de creciente complejidad y retos añadidos.
La reciente elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, apenas seis días antes del inicio de la COP29, ha generado incertidumbre sobre el futuro de las políticas climáticas a nivel global. Trump, quien ha expresado en múltiples ocasiones su escepticismo hacia el cambio climático, representa un posible giro en la posición de uno de los países clave en la lucha climática. Su administración podría implicar la reducción de la participación de Estados Unidos en iniciativas internacionales de financiación para la transición ecológica y la resiliencia climática, lo cual añade una sombra de duda sobre la viabilidad de los compromisos financieros establecidos.
En la actualidad, los países industrializados proporcionan aproximadamente 100.000 millones de dólares anuales en ayuda a las naciones más vulnerables, a través de programas bilaterales o fondos multilaterales específicos. Esta suma, aunque significativa, resulta insuficiente para hacer frente a la magnitud de los desafíos que enfrentan muchos países en vías de desarrollo, que soportan el impacto de fenómenos extremos como sequías, inundaciones y huracanes exacerbados por el calentamiento global. Ante este escenario, tanto climatólogos como ecologistas presentes en la conferencia abogan por multiplicar al menos por diez la actual cifra, alcanzando el billón de dólares anual para asegurar una respuesta efectiva y equitativa.
Sin embargo, las circunstancias económicas y geopolíticas actuales complican esta meta. La economía global enfrenta un contexto de austeridad agravado por la inflación, mientras que los conflictos en Ucrania y el Medio Oriente han afectado la estabilidad y seguridad en diversas regiones, desviando la atención y los recursos de muchos países hacia temas de seguridad. En este contexto, el compromiso de los países industrializados se vuelve aún más incierto.
A pesar de estos desafíos, la COP29 en Bakú busca generar un consenso para reforzar la financiación climática y garantizar que los países en desarrollo tengan acceso a los recursos necesarios para adaptarse a los efectos del cambio climático y reducir sus emisiones. El camino hacia un acuerdo no será sencillo, pero los organizadores esperan que los líderes logren avanzar en un marco financiero más ambicioso, que refleje las necesidades reales y urgentes de los países más afectados por la crisis climática.