Barreras en los cauces y obras de ingeniería, las claves para evitar nuevas inundaciones
Luis Mediero, catedrático de ingeniería civil, cree que para evitar un nuevo desastre «habría que realizar una actuación integral en la cuenca y en el cauce de la rambla del Poyo»
Continúa la conmoción generalizada tras la tragedia ocurrida el pasado 29 de octubre en Valencia como consecuencia de una virulenta depresión aislada en niveles altos (DANA) que se ha cobrado la vida de 224 personas —la mayoría en la Comunidad Valenciana, pero también en Castilla-La Mancha y Andalucía—. Por ello, ahora se intenta entender cómo ocurrió este evento y, sobre todo, cómo poder evitar que se vuelva a producir algo parecido.
Las riadas se produjeron principalmente como consecuencia de las precipitaciones de gran magnitud en la cabecera de la rambla del Poyo, registrándose 772 litros por metro cuadrado en Mas de Calabarra, 640 en Turís y 600 en Los Felipes. Asimismo, dicho día se registró la mayor intensidad de precipitación en una hora jamás registrada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), con 179,4 mm en una hora en Turís, lo que provocó una onda de avenida en el barranco del Poyo con un caudal punta estimado de 2.800 metros cúbicos por segundo.
El Debate ha hablado con Luis Mediero Orduña, ingeniero de caminos, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y profesor en el área de Ingeniería Hidráulica en la Escuela de Caminos de Madrid. El experto explica que además de las fuertes precipitaciones, también influyó en la catástrofe el hecho de que en la parte baja de la cuenca, donde se encuentran la mayor parte de las poblaciones afectadas, «prácticamente no llovió, provocando en la población una sensación de falsa seguridad».
Ante la pregunta de si se podía haber evitado el desastre, Mediero apunta que un claro ejemplo es el desvío del río Turia, que evitó la inundación en la ciudad de Valencia. «Dada la magnitud de la avenida en la rambla del Poyo, en este caso las medidas blandas de soluciones basadas en la naturaleza parecen que, a primera vista, habrían sido insuficientes para evitar la inundación y habría que haber ido a soluciones de ingeniería, como presas de laminación o desvíos de río», argumenta.
Actuación integral en la rambla del Poyo
El catedrático estima que, para evitar que algo así vuelva a suceder en esa zona concreta, habría que realizar «una actuación integral en la cuenca y en el cauce de la rambla del Poyo, uniendo medidas basadas en la naturaleza y obras de ingeniería». Además, Mediero opina que habría que realizar actuaciones de protección a escala de edificio, como por ejemplo barreras de protección, entradas a garajes en contrapendiente, entradas elevadas a las edificaciones, usos adaptados de las plantas bajas a la inundación, etc.
Otro factor que el experto cree importante para poder esquivar este tipo de situaciones que terminan en catástrofe es que los municipios afectados desarrollen planes municipales frente a inundaciones y campañas de concienciación a la población que vive en zonas inundables, que en España asciende a más de tres millones de personas.
Este tipo de medidas han dado buen resultado en otras ocasiones, como en el caso del nuevo cauce del río Turia. El ingeniero comenta que han hecho unas simulaciones hidráulicas para determinar qué hubiera pasado si no hubiese existido el nuevo cauce y muestran que la crecida del día 29 de octubre hubiese producido inundaciones principalmente en los distritos El Pla del Real y Camins al Grau de la margen izquierda del río Turia y en el distrito L’Eixample en la margen derecha.