La contaminación atmosférica se asocia a mayor duración de síntomas de covid persistente
Los investigadores subrayan que la contaminación podría no ser una causa directa de la covid persistente, pero sí agravar la infección inicial, aumentando el riesgo de síntomas prolongados
La exposición a contaminantes atmosféricos como las partículas finas (PM2,5 y PM10) está vinculada a una mayor duración de los síntomas de la covid persistente, en parte debido a su impacto en la gravedad de la infección inicial. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), respaldado por la Fundación «la Caixa», en colaboración con el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), y publicado en Environmental Health Perspectives.
La covid persistente, caracterizada por síntomas como fatiga, dificultad respiratoria y problemas cognitivos que persisten durante meses tras la infección inicial, afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque su carga real es incierta, se sabe que incluso quienes presentaron cuadros leves o asintomáticos pueden desarrollarla, y sus factores de riesgo aún no se comprenden del todo.
«Sabemos que la contaminación atmosférica está asociada con un mayor riesgo de covid grave y una menor respuesta a la vacuna, pero hay pocos estudios sobre su relación con la covid persistente», explicó Manolis Kogevinas, investigador principal de ISGlobal.
El equipo examinó la relación entre la contaminación del aire y otras exposiciones ambientales, como el ruido, la luz artificial nocturna y la cercanía a espacios verdes, con la duración de la covid persistente. Para ello, se siguió a más de 2.800 adultos de entre 40 y 65 años residentes en Cataluña, quienes respondieron tres cuestionarios en 2020, 2021 y 2023.
Las encuestas recopilaron datos sobre infecciones por covid-19, estado de vacunación, salud y características sociodemográficas. Paralelamente, se estimaron las exposiciones residenciales a contaminantes como partículas en suspensión, ozono y dióxido de nitrógeno, así como al ruido y a la luz artificial nocturna.
El análisis mostró que una de cada cuatro personas infectadas experimentó síntomas persistentes durante tres meses o más, mientras que un 5 % los padeció por más de dos años. Las mujeres, personas con menor nivel educativo, antecedentes de enfermedades crónicas o casos graves de covid tuvieron mayor riesgo. La vacunación redujo significativamente este riesgo: solo el 15 % de los vacunados presentó covid persistente, frente al 46 % de los no vacunados.
En cuanto al impacto ambiental, una mayor exposición a partículas en el aire se asoció con un leve aumento del riesgo de covid persistente de larga duración. Este riesgo creció de forma lineal con niveles más altos de partículas en suspensión. En contraste, factores como el ruido del tráfico o la proximidad a espacios verdes tuvieron una influencia mínima en la duración de los síntomas.
Los investigadores subrayan que la contaminación podría no ser una causa directa de la covid persistente, pero sí agravar la infección inicial, aumentando el riesgo de síntomas prolongados. Además, destacan la necesidad de más estudios para comprender cómo los factores ambientales afectan los distintos tipos de síntomas persistentes y sus implicaciones a largo plazo.