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Imagen aérea de la ciudad groenlandesa de Aasiaat

Imagen aérea de la ciudad groenlandesa de AasiaatFreepik

La población de Groenlandia, temerosa de que su apertura al turismo dañe su entorno natural

Las administraciones han inaugurado el aeropuerto internacional de Nuuk y planean fomentar que lleguen más visitantes, lo que podría poner en riesgo las peculiaridades de la isla ártica

Es una gran desconocida para el viajero del mundo entero, pero la situación comienza a cambiar. Groenlandia, nación constituyente del Reino de Dinamarca situada en la zona nororiental de América del Norte, está abriéndose al turismo con la construcción de aeropuertos y la adaptación de su territorio, que está en un 85 % cubierto de hielo.

Las autoridades de esta isla gigantesca en la que solo viven 56.000 personas quieren promocionar la llegada de turistas. El problema es que ahora mismo la mayoría de habitantes se concentra en el 20 % de la isla y el acceso a la misma se concentra a través del aeropuerto de Nuuk, su capital.

También se puede ir en crucero, pero supone mucho más tiempo y dinero. Ya que hasta ahora los aeródromos disponibles eran de pequeño tamaño, utilizados por pequeñas avionetas, el gobierno de Groenlandia inauguró este mes el aeropuerto internacional de Nuuk, por el que podrán llegar aviones de gran tamaño que abrirá las puertas a vuelos directos con numerosas plazas desde Copenhague, Nueva York, Nueva Jersey y otras ciudades europeas y norteamericanas.

Esta apertura conlleva, no obstante, temores entre sus habitantes. Aunque, por un lado, se podrá dinamizar una economía que depende fundamentalmente de la pesca, también corre el riesgo de que se dañe el medio ambiente de este paraíso ártico.

Para ello, se impondrán medidas para preservar el entorno. Según explican en The Guardian, una consulta pública conducirá a un sistema para clasificar áreas de Groenlandia en zonas verdes, amarillas y rojas, restringiendo el acceso a áreas de «alta sensibilidad» para proteger ecosistemas delicados que ya están bajo presión.

Aproximadamente el 89 % de la población de Groenlandia pertenece a la comunidad inuit. Aunque las encuestas reflejan un amplio apoyo hacia la expansión del sector turístico, esta comunidad ha expresado preocupaciones, especialmente sobre el impacto en la belleza de su territorio y la posibilidad de que las ganancias terminen en manos de empresas extranjeras.

Sin infraestructura

Además de los temores a una degradación del medio, muchos creen que Groenlandia no dará la talla como destino turístico. Y es que los hoteles de la zona no son ni mucho menos lujosos y no existen, de momento, demasiadas empresas que ofrezcan actividades por la zona. Por todo ello, creen que los turistas se pueden ir «decepcionados» al no obtener lo esperado en su destino.

En 2022, 92.637 turistas acudieron a Groenlandia, una cifra que aumentó a 131.767 el año pasado. La mayoría de los visitantes procedían de Dinamarca, Alemania, Estados Unidos y otros países europeos. Este incremento procede del deseo de las personas de vivir experiencias de aventura y de contacto con la naturaleza más virgen, motivo por el que las autoridades creen que pueden aprovechar este crecimiento del interés mundial.

Pero de cara a 2030 se espera un incremento de la demanda de hasta el 15 %, lo que se traduce en una carestía de alojamientos desde 2027, a menos que se empiecen a construir nuevos hoteles desde este mismo año.

Cabe destacar que las condiciones climatológicas de Groenlandia son arduas debido a que es hogar de una de las capas de hielo más grandes del mundo, crucial para el equilibrio climático global. Las temperaturas pueden oscilar entre los -30 °C en invierno y los 10 °C en verano. Los fiordos helados, especialmente el fiordo helado de Ilulissat, Patrimonio de la Humanidad, el avistamiento de auroras boreales o las curiosidades de la cultura inuit son algunos de los mayores atractivos de esta nación constituyente de Dinamarca.

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