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28 de septiembre de 2024

Sam Altman, CEO de OpenIA

Sam Altman, CEO de OpenIA junto al vicepresidente de Apple, Eddy CueAFP

El nuevo objetivo de ChatGPT que puede acabar en una IA descontrolada

Sam Altman estaría valorando cambiar la estructura de la empresa hacia uno comercial y abandonar la democratización de la IA de la que siempre han presumido en OpenIA

OpenIA se encuentra en una encrucijada en busca de cuál debe ser su futuro en la sociedad mundial. En pleno debate y proceso de regulación de la Inteligencia Artificial (IA) en muchos países, la propia empresa que puso en marcha el primer chatbot duda de su modelo de negocio que, hasta ahora, es sin ánimo de lucro.

Su CEO y cofundador Sam Altman está evaluando cambiar su modelo de gobierno para convertirse en una compañía con ánimo de lucro. Según una información de The Information, Altman ha dejado caer a algunos accionistas la posibilidad de quitarse de encima el control de su actual consejo.

La filosofía de OpenIA

Esta transformación representaría un giro completo en la filosofía de OpenAI. Fundada en 2015 con la misión de «promover y desarrollar una IA amigable que beneficie a toda la humanidad», la empresa valorada en aproximadamente 86.000 millones de dólares, ha sido cuestionada por su cambio de rumbo tras el éxito masivo de ChatGPT.

OpenAI opera bajo una estructura híbrida. Su matriz, OpenAI Inc., es una entidad sin ánimo de lucro que controla diversas filiales comerciales, aunque estas tienen un límite en la distribución de beneficios a sus inversores. Altman ha propuesto la idea de convertir a OpenAI en una B Corp, un modelo adoptado por competidores como Anthropic y xAI que consiste en un nuevo modelo de empresas que equilibran el propósito social y los beneficios económicos. Este cambio permitiría a OpenAI buscar beneficios ilimitados manteniendo un propósito social, pero sin la supervisión del consejo actual lo que podría facilitar una futura salida a bolsa. El gran objetivo de Altman, según el medio norteamericano.

Altman ha realizado ajustes en el consejo de administración, incorporándose a sí mismo

En 2019, OpenIA creó una filial con un tope de beneficios, OpenAI LP, y recibió una inversión de 1.000 millones de dólares de Microsoft para impulsar su tecnología. El éxito de ChatGPT a finales de 2022 llevó a Microsoft a aumentar su inversión con otros 10.000 millones de dólares. En ese momento aparecieron críticas sobre el cambio en la finalidad de IA que había pasado de «democratizar la IA» en favor del lucro.

Control interno

En los últimos meses, Altman ha realizado ajustes en el consejo de administración, incorporándose a sí mismo y a gente cercana como Sue Desmond-Hellmann, ex-CEO de la Fundación Gates, y Paul Nakasone, exdirector de la NSA. Estos movimientos se intuyen como una estrategia más centrada en el control interno y en preparar el terreno para posibles transformaciones en la estructura y en los objetivos de la compañía.

ChatGPT podría pasar a ser un modelo semejante al de Google en la actualidad o al que podría tener esta empresa con Gemini

La posible conversión de OpenAI a una empresa con fines comerciales sería un punto de inflexión para una entidad que se fundó con la promesa de servir al bien común mediante en control de la IA. Si esta información se confirma y ante un escenario de inteligencia artificial generativa, lo que pueda hacer OpenIA con su negocio será escrutado por todos los actores de este negocio, incluida Microsoft, que velará por su millonaria inversión.

Que la IA se alimente de todo tipo de informaciones y entregue resultados en función de algoritmos es muy diferente a que esos resultados se fuercen y se muestren según las inversiones de empresas que quieren influir. Un modelo semejante al de Google en la actualidad o al que podría tener esta empresa con Gemini, pero muy alejado del trabajo de ChatGPT.

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