Ciencia
Recrean en un laboratorio las supernovas que moldearon el Sistema Solar
Investigadores de varias universidades e institutos especializados en la ingeniería física han dado un nuevo paso para comprender las nebulosas
El Universo en un lugar inmenso, tanto, que no conocemos si tiene fin o no. La ciencia no para de avanzar, y, a pesar de todos los avances que está haciendo, aún resulta imposible conocer todos los misterios del gran cosmos de más de 93.000 millones de años luz de diámetros.
El Sol es una de las estrellas que más conocemos. No obstante, es una de las más de 400.000 millones de estrellas existentes por se podrían encontrar en la Vía Láctea. Pero hay que tener en cuenta una cosa: nuestra galaxia es una más de las más de dos millones de galaxias que podrían encontrarse en el Universo.
Si hablamos de estrellas seguramente pensaremos en un punto de luz que aparece cuando miramos al cielo y la noche está despejada, pero su descripción científica va mucho más allá. Se trata de unos cuerpos celestes de gran tamaño compuestos de hidrógeno y helio a unas temperaturas lo suficientemente altas como para que tengan lugar en su interior fusiones nucleares que permiten que brillen con luz propia.
Sin embargo, las estrellas no duran para siempre, cuando llega el final de los astros se produce una superexplosión en forma de nova, supernova o hipernova. Cuando esto ocurre desprenden más energía que ninguna otra estrella de la galaxia, tanto, que pueden llegar a brillar más que ninguna otra. Estos eventos espectaculares pueden ser tan brillantes que pueden llegar a eclipsar a sus galaxias enteras durante días e incluso meses. Se pueden ver a lo largo del universo.
Cuando una estrella explota no es ella sola la perjudicada, sino también se ven afectados los planetas vecinos y toda la materia de alrededor, ya que se empieza a extender una nube inmensa de gas por la explosión. Esta nube, conocida como nebulosa, es una nube gigante de polvo y gas en el espacio.
Algunas nebulosas provienen del gas y el polvo expulsado por la explosión de una estrella moribunda, como una supernova. Otras nebulosas son regiones donde comienzan a formarse nuevas estrellas. Por esta razón, algunas nebulosas se llaman «viveros de estrellas».
Es por esto que estudiar las interacciones entre las ondas de choque de las supernovas y las regiones con gas y polvo permite a los astrónomos entender los primeros estadios de la formación estelar.
Estudiar estos hallazgos no es una tarea sencilla. Hay que tener en cuenta que la resolución que poseen los telescopios no llega a lugares tan lejanos. Además, las estrellas tardan en formarse miles de millones de años, por lo que es inviable observar el proceso de principio a fin. Aun así, las aproximaciones matemáticas y los grandes centros de investigación han hecho posible ir un poco más allá e interactuar con las nubes y supernova.
Un paso más en la ciencia
Un grupo de investigadores de varias universidades e institutos especializados en la ingeniería física ha dado un nuevo paso para comprender los viveros de estrellas. Lo han logrado gracias al uso de bolas de espuma y láseres de alta potencia, que permiten comprender un poco más de estos fenómenos.
«Nuestra primitiva nube molecular, en la que se formó el Sol, fue probablemente provocada por restos de supernovas. Este experimento abre una nueva y prometedora vía para que la astrofísica de laboratorio comprenda los puntos clave para su formación», explicó el autor principal del estudio Bruno Albertazzi.
Los resultados de esta investigación se han publicado en la revista Matter and Radiation at Extremes. Este profundo estudio ha consistido en crear algo que fuera lo más parecido a estas 'incubadoras' de estrellas. Para ello, usaron bolas de espuma, como representación de las nubes moleculares, y láseres de alta potencia, que simulaba la explosión de una supernova.
Para analizar la explosión y lo que ocurría, los científicos utilizaron rayos X y descubrieron que parte de la espuma se comprimía, mientras que la otra se expandía. «Es como ver el comienzo de la interacción. De esta manera, puedes ver si la densidad media de la espuma aumenta y dónde se podrían formar las estrellas con más facilidad», analizaba Albertazzi.
Las razones por la que este equipo ha optado por esta vía de exploración no es otra que entender la formación de estrellas y evolución de una galaxia, así como la comprensión de las consecuencias sobre el Sistema Solar. «Este experimento abre un camino nuevo y prometedor para que la astrofísica de laboratorio comprenda todos estos», concluye el autor.