Green Moon Project
Los científicos españoles que aspiran a plantar huertos en la Luna
Un equipo multidisciplinar de once expertos realiza ensayos en un laboratorio de Granada con vistas a cultivar una semilla en el satélite para 2025
La imagen podría estar perfectamente sacada de la película Marte (Ridley Scott, 2015). Tres astronautas equipados con sus respectivos trajes espaciales supervisan un cultivo en una estampa que evoca las vicisitudes del ingenioso botánico Mark Watney, interpretado por Matt Damon, plantando patatas en el Planeta Rojo. Lo único que cambia es el escenario: en lugar de los desérticos paisajes marcianos de la cinta, lo que aparece de fondo es una rocosa superficie lunar sembrada de bases que dan cuenta del sideral enclave en que se desarrolla la operación.
Es, por supuesto, una recreación hecha por ordenador, pero la ilustración con la que se presenta en su página web Green Moon Project, un trabajo integrado en exclusiva por investigadores españoles y que cuenta con un acuerdo de colaboración con la Administración Espacial Nacional de China (CNSA), aspira a tornarse realidad en un futuro previsiblemente lejano.
Por el momento, sin embargo, el concepto en el que trabajan no pasa de un estadio mucho más experimental y embrionario. Fundado en 2016 como un proyecto de investigación universitario por el joven ingeniero aeronáutico José María Ortega, la idea de convertir la Luna en un terreno de cultivo pasó de las aulas a los laboratorios en apenas unos meses.
Una competición impulsada por la compañía aeroespacial TeamIndus llevó al equipo a presentar su propuesta. El premio no era menor: 30 millones de dólares para la primera misión que fuera capaz de aterrizar en la Luna y mandar una serie de datos de vuelta, según explica Ortega en conversación telefónica con El Debate.
De los 3.400 equipos que probaron suerte, el suyo fue el único español de los 15 finalistas. No ganaron, pero el proyecto captó la atención del sector y fue poco a poco cosechando apoyos. Integrado en la actualidad por 11 profesionales de distintas ramas de la agricultura planetaria, la biología vegetal y la ingeniería espacial, Green Moon Project ha logrado un acuerdo de colaboración con China y ha establecido su base de operaciones en un laboratorio de Innoplant, una empresa científico-tecnológica especializada en el sector agroalimentario y radicada en Granada.
Aunque el hito de plantar una semilla en la Luna ya lo consiguió China en 2019, hay todavía muchas posibilidades que explorar
«Aunque el hito de plantar una semilla en la Luna ya lo consiguió la misión Chang’e 4 cuando aterrizó en la cara oculta del satélite en diciembre de 2019, hay todavía muchas posibilidades que explorar y un amplio campo de estudio por delante», valora Ortega.
El equipo trabaja con el año 2025 marcado en rojo en el calendario. Es entonces cuando aspiran a enviar una pequeña cápsula de siembra (nada de grandes invernaderos como los que se ven en la imagen de presentación) en un aterrizador lunar público o privado. Para ello, los científicos realizan ahora diversos ensayos en su laboratorio de Innoplant, utilizando como base un suelo volcánico-basáltico originario de Lanzarote con propiedades similares al regolito lunar.
Entorno diferente
«En los últimos meses, hemos desarrollado experimentos con semillas relativas al ámbito nutritivo (lechuga, rábano, pimiento, tomate…). Nos interesa la parte nutritiva, pero también el ciclo de crecimiento de la planta», detalla el ingeniero. Todo ello asumiendo como punto de partida tres aspectos diferenciales: la escasez de nitrógeno de la superficie lunar, la gravedad del satélite (una quinta parte menor a la de la Tierra) y la alta radiación solar debido tanto a la falta de una atmósfera como de un campo magnético que la proteja de la exposición.
«Dentro de la cápsula vamos a crear un pequeño invernadero con condiciones similares a la Tierra que lo único que va a cambiar va a ser la gravedad, lo que a su vez modificará la evolución de la planta porque la estresará de una manera distinta», señala.
«El fenómeno del turismo espacial y la exploración lunar y espacial está en auge y va a ir a más cada año, pero no hay mucho conocimiento todavía sobre los cultivos realizados en otros cuerpos celestes y con distinta gravedad», indica Ortega. «Por eso tenemos que entender muy bien todos esos ensayos, para poder aplicar sus resultados cuando vayamos para allá. Por eso, en definitiva, es tan importante el tema del cultivo planetario», glosa.