¿Por qué los lanzamientos espaciales son importantes para la sociedad?

Las misiones y lanzamientos espaciales amplían los conocimientos científicos del ser humano sobre el universo que nos rodea. Desde que la URSS hiciera historia el 4 de octubre de 1957 con la puesta en órbita del primer objeto hecho por el ser humano, el Sputnik, cerca de 6.000 despegues han surcado los cielos hacia la exploración de otros mundos o el emplazamiento de satélites con distintos cometidos en la órbita terrestre.

Sin embargo, no son pocos los ciudadanos que, ante el gasto que conllevan, cuestionan la utilidad de muchos de estos lanzamientos y arguyen que el dinero que se emplea en ellos bien podría ser destinado a otros usos más tangibles y perceptibles para la sociedad. Frente a este desafecto, tres trabajadores de la Agencia Espacial Europea (ESA) tratan de argumentar, en declaraciones a El Debate, el propósito y el retorno que suponen este tipo de misiones.

Rosario Lorente (misión Juice)

La inversión espacial se traduce en retorno tecnológico, científico y humano

«Yo puntualizaría dos aspectos. Por una parte, para valorar si es mucho o poco dinero hay que ponerlo en contexto y compararlo con otras áreas que nos toquen un poco más de cerca. Por ejemplo, el presupuesto de la ESA para ciencia en 2023 son 600 millones de euros, similar al de los ministerios españoles más pequeños (los grandes tienen dos o tres veces ese presupuesto). Sumando todos los habitantes de todos los Estados miembros de la ESA, yo creo que tocaríamos a menos de 2 euros anuales por habitante.

Otra cosa que es necesario puntualizar y que es la base de todo el funcionamiento de la agencia es que este dinero no es un gasto, sino una inversión en muchos aspectos, unos más evidentes que otros (el que más el tecnológico), que suponen un retorno para la industria. En nuestro caso, la industria española tiene cada vez más peso internacional gracias a que normalmente está involucrada en todas las misiones científicas. Así que está por un lado el retorno tecnológico y por el otro el científico, el poder contestar preguntas que no puedes contestar en tierra sobre el universo y sobre el papel de la Tierra dentro del sistema solar y del universo.

Pero también está el retorno humano. No olvidemos que estos son puestos de trabajo de alta cualificación, que significa un retorno también para la industria, en nuestro caso la industria española. Y luego menos tangible, pero creo que casi más importante, es la fascinación por el espacio, la satisfacción de la curiosidad y de conocer cada vez más y más. Eso lo tienes que materializar en algo y cuesta dinero. Yo creo que ponerle trabas o precio a eso va un poco en contra de la magnanimidad que se espera del ser humano».

Guillermo Buenadicha (misión Euclid)

La investigación es necesaria per se, porque sabes que vas a obtener algo a cambio

«Como todo en la vida, no hay blanco ni negro. Pongo un símil en ese sentido: en la sanidad uno podría decir ‘no, no voy a gastar nada en la investigación médica porque hacen falta muchas más camas en los hospitales’. Es cierto, hacen falta camas en los hospitales, pero si solamente pones camas y no investigas en 10 o 20 años no puedes curar a la gente. La investigación pura y la investigación aplicada es muy necesaria per se, porque no sabes muy bien lo que vas a obtener, pero sabes que vas a obtener cosas.

Pero aparte de esto, las misiones espaciales de astronomía son misiones en las que siempre intentas romper límites. Cada misión tiene retos nuevos que cumplir. En el caso, por ejemplo, de la misión Euclid [que será lanzada el próximo julio para estudiar la materia oscura], un reto esencial de lo que es el hardware de la sonda es el apuntado preciso, es la estabilidad. Para conseguir eso tienes que lograr avances tecnológicos que no existían, porque estás pidiendo algo que no existía. Estás pidiendo un requisito nuevo. Cuando consigues eso, esos avances tecnológicos sirven para otras cosas.

El ejemplo que todo el mundo usa para esto es la Fórmula 1. Sí, se gastan millones y millones de euros en correr y en hacer carreras, pero al mismo tiempo es un banco de pruebas que ha servido para generar cosas que luego estamos aplicando y usando para nuestros coches. Por supuesto, la política es la que tiene que decidir cuánto se pone en cada sitio».

Sandra Benítez (pedagoga científica)

El retorno es muchísimo mayor que la inversión

«Es verdad que los lanzamientos requieren una infraestructura en la que se gasta muchísimo dinero, pero es una parte pequeña comparado con todo el presupuesto de la agencia. La mayor parte del dinero que nosotros tenemos en la ESA, que además viene de los contribuyentes, se usa para otras cosas que no son lanzamientos: se usa para desarrollar las misiones, que además eso lleva unos periodos de 10-15 años, con unos equipos muy grandes de personas en la fase de planificación, de desarrollo, de construcción y de validación.

El lanzamiento es lo final y obviamente es lo más vistoso, pero a nivel de presupuesto no es lo que más acarrea. Es verdad, eso sí, que nos sirven mucho para comunicar la importancia de invertir en las agencias espaciales europeas y, sobre todo, de intentar conectar con el público para que entiendan todo lo que hacemos de parte científica. Es realmente un poco el gancho que nos sirve a los educadores y a los comunicadores para llegar al público.

Pero como digo, no es la parte esencial. Está claro que sin misiones espaciales hay cosas que no podemos investigar; no podemos hacerlo todo desde la Tierra. Tenemos telescopios muy potentes que nos ayudan muchísimo, pero hay cosas que necesitamos hacerlas desde el espacio. Obviamente la exploración espacial, el ir hasta Júpiter, por ejemplo, y poder estudiar in situ la atmósfera del planeta o ver si habría condiciones de habitabilidad o de vida en sus lunas es algo que solamente podemos hacer yendo allí. Pero es que incluso para temas de telecomunicaciones o para temas de observación de la Tierra también es así. Eso solamente lo podemos hacer desde el espacio, que es una inversión, por supuesto, pero cuyo retorno es muchísimo mayor».