El núcleo de la Tierra podría tener una fuga
El núcleo de la Tierra, una enorme esfera de 2.450 kilómetros de diámetro compuesta mayoritariamente por hierro y níquel, es tan inaccesible como interesante para los científicos. Estudiarlo es uno de los mayores anhelos para comprender sus implicaciones en el funcionamiento del planeta, pero la enorme distancia a la que se encuentra de la superficie (6.000 kilómetros; más que la que media entre Madrid y Nueva York) y las altas temperaturas que lo caldean imposibilitan llegar hasta él con medios físicos.
Aunque este escollo sigue siendo irreversible, un equipo de investigadores acaba de descubrir un posible resquicio para 'asomarse' a su interior.
Pertenecientes a Instituto Californiano de Tecnología (Caltech) y el Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI), los científicos, que publican sus hallazgos en la prestigiosa revista Nature, han encontrado niveles elevados de helio 3 –un isótopo de helio de la época en la que la Tierra todavía se estaba formando y que quedó retenido en el núcleo– en la isla canadiense de Baffin y en Islandia. Concretamente, la proporción de este isótopo era 67 veces mayor que en cualquier otro lugar del planeta.
Esto sugiere una posible fuga a través de una fuente subterránea común que ha estado liberando lentamente el helio atrapado en el núcleo, creen los científicos. En este sentido, refuerzan su hipótesis con el hecho de que también se observa la presencia de otros gases nobles, como el neón, que tuvieron un papel determinante durante el proceso de formación de la Tierra.
Pese a que el helio es uno de los gases más comunes del espacio, encontrarlo en la Tierra no es habitual, pues la mayor parte se pierde al elevarse hacia la atmósfera. De hecho, el que se explota para uso energético y comercial se extrae de depósitos de gas natural de la corteza terrestre.
Algunos de los grandes interrogantes que quedan por despejar sobre el núcleo interno del planeta son su composición exacta (se sabe que está formado mayoritariamente por hierro y níquel, pero no su proporción exacta y la presencia de otros elementos), el estado concreto en el que se encuentra la materia que contiene, su evolución y cómo ello afecta a la Tierra o el proceso por el cual genera el campo magnético que protege la vida de la radiación solar.