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Aspecto de un perro de hace 4.000 años

Reconstrucción del aspecto de un perro de hace 4.000 añosHistoric Environment Scotland

Los perros que convivieron con humanos hasta hace 3.000 años conservaban «rasgos lobunos»

A pesar de tener dimensiones inferiores a las de sus antepasados los lobos, mantenían el diseño de la llamada muela carnicera

Un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) revela que los perros que convivían con los humanos desde el Neolítico y hasta la Edad del Bronce eran de talla pequeña-media y conservaban «rasgos lobunos».

El trabajo, publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, apunta que estos perros, a pesar de tener dimensiones inferiores a las de sus antepasados los lobos, aún conservaban el diseño de la muela carnicera, rasgo distintivo de la forma silvestre y que no se observa ya en las actuales razas de perros.

Defienden los autores la importancia del trabajo porque «todavía se mantiene el debate científico» acerca de los motivos por los que los humanos domesticaron a los lobos, teniendo en cuenta que es un animal del grupo de los carnívoros y que supone, por tanto, competencia en la caza por las presas.

Por ello, argumentan que analizar los cambios en tamaño y forma a lo largo de la evolución de estos «tipos antiguos» de perros «puede ayudar a entender» las razones por las que este animal pasó a convivir con los humanos, según detallan los investigadores en una nota de la UCM.

El estudio incluye restos de perros procedentes de los yacimientos del Portalón de Cueva Mayor de la Sierra de Atapuerca (Burgos) y de Barrio del Castillo (Madrid), con un total de nueve mandíbulas de perros del Neolítico, Calcolítico y de la Edad del Bronce.

Al margen de ello, se agrega «una importante muestra» de lobos y perros actuales.

Sobre los restos se ha aplicado una técnica denominada morfometría geométrica (3D) que permite visualizar diferencias entre las mandíbulas, localizando espacialmente la variación de la forma; lo que ha permitido describir la forma mandibular de los perros de Barrio del Castillo y El Portalón, y compararlos con perros y lobos ibéricos actuales, explican desde la Complutense.

Los resultados muestran una continuidad en el tamaño (pequeño-mediano), con una altura de la cruz de unos 47 centímetros, con lo que se deduce que sería menor que el perdiguero de Burgos o el lebrel, y de talla similar a la del perro de aguas español o un podenco mediano.

Esta continuidad es esperable en las regiones interiores de la península, a diferencia de las zonas costeras dónde habría mayor diversidad de perros debido al comercio marítimo «que intensificaría los intercambios de perros procedentes de regiones remotas a través del Mediterráneo».

Este rango de talla medio-pequeño, que presentaban los perros entre el Neolítico y la Edad del Bronce podría relacionarse con tareas de caza, pastoreo o vigilancia.

Los autores concluyen que, a pesar de la pequeña talla de estos perros (en comparación con los lobos), aún conservan rasgos lobunos en la región de la muela carnicera, como el primer molar inferior, lo que supone «un elemento importante» que actualmente permite distinguir entre perros y lobos.

La domesticación de los primeros perros, como descendientes de los lobos, comenzó hace más de 15.000 años, según el consenso científico.

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