Qué son los misteriosos «cometas oscuros» que han sorprendido a los expertos de la NASA
El pasado diciembre, la agencia norteamericana anunció la detección de siete nuevos cometas oscuros, llevando la cifra total conocida a 14
Se trata de objetos espaciales que, aunque no poseen la habitual «cola» de los cometas convencionales, a veces se comportan de manera similar debido al gas que expulsan de su superficie
Los cometas y asteroides cercanos a la Tierra, conocidos como NEOs (por sus siglas en inglés, Near-Earth Objects), son cuerpos celestes que se aproximan de manera regular a nuestra órbita. Estos objetos han despertado un gran interés científico, no solo por los riesgos algunos de ellos representan para nuestro planeta, sino también por las claves que podemos averiguar sobre el origen de nuestro sistema solar. En muchos casos, los NEOs están compuestos de hielo o materiales orgánicos, que podrían haber desempeñado un papel crucial en la formación de nuestro planeta y en el surgimiento de vida.
Entre los astros que componen el inmenso espacio, cobran especial protagonismo los «cometas oscuros», que estarían bastante presente en nuestras inmediaciones. El pasado 9 de diciembre, la NASA anunció la detección de siete nuevos cometas oscuros, llevando la cifra total conocida a 14. Estos cometas son objetos espaciales que, aunque no poseen la habitual «cola» de los cometas convencionales, a veces se comportan de manera similar debido al gas que expulsan de su superficie, lo que genera aceleraciones inusuales.
Según un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los cometas oscuros descubiertos el pasado mes de diciembre se suman a los identificados en los últimos dos años. Esta investigación destaca dos tipos de cometas oscuros. En primer lugar, estarían aquellos de mayor tamaño que residen en las áreas exteriores del sistema solar. Este tipo de cometas exteriores tienen unas características similares a los cometas de la familia Júpiter. Básicamente, tienen órbitas muy elípticas y tienen cientos de metros o más de diámetro.
Por su parte, los cometas oscuros interiores residen en el sistema solar interior, son más pequeños y se concentran en las cercanías de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, siguiendo trayectorias casi circulares.
«Cuando se observa este tipo de perturbación en un objeto celeste, normalmente significa que se trata de un cometa, con material volátil desprendido de su superficie, lo que le da un pequeño impulso», afirmaba Davide Farnocchia, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California y coautor del estudio. «Pero por más que lo intentamos, no pudimos encontrar ningún signo de la cola de un cometa. Parecía un asteroide cualquiera, solo un punto de luz. Así que, por un corto tiempo, tuvimos este extraño objeto celeste que no pudimos descifrar por completo», detalla Farnocchia.
¿Clave en la creación de vida?
En esta tesitura, recientes estudios podrían dar a entender que este tipo de cometas estarían más presente de lo que pensamos a pesar de que oficialmente solo 14 han sido detectados. En concreto, según una nueva investigación de científicos de la Universidad de Michigan, el 60 % de los objetos cercanos a la Tierra podrían ser cometas oscuros. A esto hay que añadir que este tipo de astros podrían haber desempeñado un papel crucial en el transporte de agua hacia nuestro planeta.
De hecho, ya en la década de los 80 este mismo centro llegó a teorizar con la posibilidad de que muchos asteroides del cinturón entre Marte y Júpiter podrían albergar hielo bajo su superficie.
«No sabemos si estos cometas oscuros trajeron agua a la Tierra. No podemos decir eso. Pero sí podemos decir que todavía hay debate sobre cómo llegó exactamente el agua de la Tierra hasta aquí. El trabajo que hemos hecho ha demostrado que esta es otra vía para llevar hielo desde algún lugar del resto del sistema solar al medio ambiente de la Tierra», explica Aster Taylor, estudiante de posgrado en astronomía de la Universidad de Michigan, en su estudio publicado en la revista Icarus.